Villar Mir quiere comprar Cantábrico y usar la compañía como garantía de la operación
El grupo Villar Mir, que ofrece 19 euros por título de Hidrocantábrico -ayer cerró a 22,35 euros tras subir un 1,78%-, precisa unos 89.000 millones de pesetas para concretar la operación, tal y como está planteada. ¿De dónde sacarlos? Ferroatlántica, que el pasado año ganó unos 4.200 millones brutos, ha explicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que la operación se financiará 'en parte, mediante recursos propios de la sociedad oferente (en cuantía no determinada a la fecha del presente folleto), y el resto mediante un crédito otorgado por un banco extranjero con importante presencia en España'.
Garantías
'Si bien no está previsto en la fecha de este folleto Entre éstos, y siempre que la OPA de Villar Mir tenga éxito, podría estar la alemana EnBW, en la que participa con un 25% la eléctrica pública francesa EdF. EnBW. Ferroatlántica mantienen un acuerdo por el que la eléctrica alemana adquirirá hasta un 50% de su capital si prospera la OPA sobre Hidrocantábrico.
El apoyo de EnBW a la operación -y de forma indirenta de EdF- se ha traducido ya en el aval de 44.731 millones otorgado por el Barclays Bank. Otro aval de similar cuantía fue gestionado con el Chase Manhattan.
Las hipótesis de financiación han reforzado los argumentos en contra de la opción Villar Mir que mantienen los principales accionistas de la eléctrica asturiana (Texas Utilities, Electrabel y Cajastur) y el gobierno regional socialista. Fuentes del consejo de administración de Hidrocantábrico destacan que la oferta de Villar Mir, en los términos en los que está planteada, podría significar un fuerte compromiso financiero para la eléctrica, que, como el resto de las empresas del sector, aspira a participar -con dinero por delante- en la compra de parte de los activos de la nueva Endesa Iberdrola.
Batalla
En cualquier caso, el consejo de Hidrocantábrico, presidido por Óscar Fanjul, que informó ayer a la CNMV que se opone a la OPA de Villar Mir, se enfrenta a una reedición de la batalla de Cantábrico que se desató la primavera pasada por el control de la cuarta eléctrica del país.
Aquella batalla tuvo momentos culminantes. Primero fue la oferta de compra de los estadounidenses de Texas Utilities (TXU), que, apoyados por un antiguo accionista, La Caixa, estaban dispuestos a pagar 380.000 millones por el 95% de la compañía (21,1 euros por acción); posteriormente hubo contraoferta de Unión Fenosa (a 24 euros por acción), veto del Gobierno a esta operación, advertencias más o menos veladas contra las maniobras detectadas en EnBW-EdF y una recolocación polémica de posiciones. En estos meses, TXU aumentó su participación hasta el 19,2% y, supuestamente, concertó su estrategia con la belga Electrabel (10%), lo que les ha supuesto la suspensión de derechos en el consejo y un estrecho marcaje por parte de la CNMV.
Todo ello en un marco en el que la compañía mantiene la prohibición de que un único accionista controle más de un 10% de los derechos de voto, al margen de las acciones que controle.
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