Belicismo humanitario
Se cumplieron ayer diez años del inicio de la agresión contra Irak. La guerra mató a decenas de miles de iraquíes, y muchos más han seguido muriendo desde entonces por culpa de las sanciones económicas impuestas por las llamadas 'potencias aliadas'. Esta nueva Santa Alianza quiere hacer creer que con el crimen que perpetró contra Irak quería castigar a su dictador, Sadam Hussein.
En Arabia Saudí, país vecino a Irak, la dictadura militar del rey Fahd hace palidecer a cualquier otro sistema de Oriente Medio (un centenar de ejecuciones al año, según Amnistía Internacional). Claro, el régimen de Fahd es un gran aliado de las democracias occidentales: exporta petróleo y compra armas (de EE UU, de España...). Y cada vez que el príncipe heredero de Arabia Saudí se va a Marbella con su yate a gastar en el casino el dinero robado a los súbditos, las autoridades le reciben con alfombra roja.
Diez años después, el delito que sufrió Irak queda como la muestra más contundente de que la hipocresía y la repugnante doble moral de los amos del mundo no son la excepción sino la norma de las relaciones internacionales.-
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