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Reportaje:

Discordias por la Plaza del Castillo

El proyecto de un aparcamiento en el centro de Pamplona despierta una fuerte contestación vecinal

El espacio público más emblemático de Pamplona, la Plaza del Castillo, auténtica sala de estar de la ciudad, será completamente transformada para construir un gran aparcamiento subterráneo cuyo presupuesto rondará los 2.500 millones de pesetas.

La decisión, aprobada por el Ayuntamiento de la capital navarra con los votos de UPN, PSN y CDN, ha despertado la oposición vecinal e incentivado un debate público sobre las ventajas y los inconvenientes de cambiar drásticamente una de las plazas más antiguas de la comunidad foral, bajo la que reposan restos arqueológicos acumulados desde hace más de 2.000 años.

'La historia nos juzgará', señaló el concejal de Urbanismo, José Ignacio Labiano (UPN), en el pleno en que se aprobó la iniciativa. Los regionalistas, apoyados por socialistas y convergentes, consideran que la necesidad de ofertar aparcamientos (hasta 722 plazas) en el casco histórico justifica un proyecto que supondrá la tala de 121 árboles y la desaparición de 126 plazas de aparcamiento de superficie.

Los partidos y asociaciones vecinales que se han opuesto al proyecto recuerdan que los garajes ya construidos en la periferia del casco histórico están lejos de la ocupación total para los visitantes y añaden que el costo de comprar una plaza en el nuevo (tres millones) las convertirá en inaccesibles para la mayoría de los vecinos.

La decisión no tiene vuelta de hoja y no se convocará ningún referéndum vecinal para ratificarla. Regionalistas y PSN recuerdan que su construcción era una promesa electoral. Las dos o quizá tres plantas de estacionamiento bajo tierra serán coronados por un diseño peatonal de los arquitectos Toni Sunyer, Julio Clua, Jesús Jiménez y Óscar Pérez. El quiosco central se mantendrá y habrá arbolado, pero para los opositores al proyecto se plantea 'una plaza de plástico y granito gris'.

Para muchos, al margen de la necesidad de los aparcamientos, el asunto es una cuestión sentimental y estética, pues se va a alterar para siempre la imagen de la más querida y transitada plaza de Navarra. Juan del Barrio, portavoz de la Iniciativa Ciudadana para la Defensa del Patrimonio, lo expresa así: 'El enlosado de piedra de calidad; los adornos ornamentales, mosaicos realizados con mármoles de diferentes tonos y cantos rodados de río; el alumbrado con luminarias de época y sus jardines ornamentales con flores de la estación, son parte del patrimonio de la ciudad y su eliminación sería, además de una insensatez, un despilfarro'.

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Los promotores del proyecto insisten en que es esencial que el casco histórico no se vacíe de habitantes y que para frenar la desertización hay que ofertar aparcamientos, ya que ahora sólo hay 900 plazas para 2.600 vehículos.

Los opositores estiman que se privatizará un subsuelo público para el negocio de la empresa que explote un aparcamiento de rotación, que no es lo que los vecinos demandan. UPN y PSN replican que la plaza ha estado sometida a cambios de aspecto drásticos a lo largo de los siglos. Su actual disposición tiene sus días contados. Antes de los sanfermines del año 2002 se hará su nueva presentación en sociedad.

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