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Berlanga califica de 'miserables' los presupuestos del cine español

Un ciclo en A Coruña compara las distintas generaciones de cineastas

'El cine que hicimos nos está decepcionando más de lo que vosotros creéis', dio Berlanga su particular versión del duelo generacional, 'mientras que ahora hay unos jóvenes maravillosos, una manada de lobos hambrientos como yo les llamo admirativamente, haciendo algo que nosotros no logramos: conquistar la taquilla y el reingreso del cine en las infraestructuras industriales'.

El director valenciano, que asegura haberse despedido del cine hace tres años con París-Tombuctú, asegura sin embargo que la edad de oro del cine español fue la que coincidió con la II República 'que fue cuando se creó la industria, y España era el país europeo donde había más estudios cinematográficos, y después a mediados de los años cincuenta, cuando se siguió la veta de la comedia'. Para Berlanga, la causa del declive de la industria cinematográfica fueron las Conversaciones de Salamanca, el congreso de cineastas de 1956, 'del que con la excusa de salir a la calle y dar testimonio, salieron unas películas pedantes y aburridas, influidas por el neorrealismo. El cine abandonó desde entonces los platós para recluirse en los despachos del Ministerio de Cultura'.

Unidad de estilo

También comparó la contienda civil española con la Guerra de Secesión de EE UU y explicó que 'los norteamericanos tienen 2.000 filmes de esta guerra y fue una mierdecilla, una cosa infantil comparada con la nuestra'.

La idea inicial, propuesta por Berlanga, del ciclo Las generaciones del cine español era 'fijar una serie de temas, antropológicos, políticos o sociales y ver su tratamiento antes y ahora', según Luis Miguel Enciso, presidente de la sociedad estatal. 'Yo creo que efectivamente, hay una unidad sustancial, ibérica o antropológica, en nuestro cine', afirmó.

Así, hasta el próximo viernes, se emparejan películas como Los Tarantos (Rovira Beleta, 1963) yAmor gitano (Chus Gutiérrez, 1995) que abrieron ayer el ciclo; Los tramposos (Pedro Lazaga, 1959) y Torrente, el brazo tonto de la ley (Santiago Segura, 1997), a los que une la picaresca y la presencia de Tony Leblanc; o Morena Clara (Luis Lucía, 1956) y Belle époque (Fernando Trueba, 1992), en las que la protagonista de la primera es un referente para la estrella de la canción de la segunda. Aunque también hay emparejamientos chocantes como el de Marcelino, pan y vino (Ladislao Vadja, 1954) y El día de la bestia (Álex de la Iglesia, 1995), aunque según Enciso, 'ambas son una parábola de la inocencia'.

Las sesiones dobles van seguidas de un coloquio con directores o intérpretes de las películas o con críticos de cine. En las charlas participarán directores como José Luis Borau, Joaquín Romero Marchent (cuya película Fulano y mengano, de 1955 se contrapone a La buena estrella, de Ricardo Franco, 1997) o Vicente Aranda, e intérpretes como José Luis López Vázquez o Imperio Argentina.

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