Italia emite la décima entrega de 'La Piovra'
Los padrinos mafiosos hablan como políticos (de derechas) y los jueces bondadosos y justicieros acaban por tirar la toalla en La Piovra 10, la serie 'eterna' de la Radio Televisión pública Italiana (RAI) que ayer regresó a la pantalla dispuesta a dar la batalla de las audiencias, pese a sus 16 años de historia, aunque en la segunda cadena pública. Si la piovra (pulpo) sigue interesando a los italianos, es un misterio que no se resolverá hasta hoy, cuando se publiquen los índices de audiencia.
Han pasado 16 años desde que la televisión pública italiana en un alarde de osadía se decidiera a mostrar a través de la pequeña pantalla el (supuestamente) verdadero rostro de la mafia siciliana con La Piovra. El primer capítulo enganchó a ocho millones de italianos que siguieron absortos las peripecias de un apuesto y valiente comisario de policía (interpretado inicialmente por el actor Michele Placido), en plena batalla contra la sangrienta Cosa Nostra.
Audiencia millonaria
La muerte del comisario Placido la contemplaron en directo 17 millones de italianos y el impacto de la serie fue tan fuerte, que a la primera parte le siguió una Piovra 2, y una tres, y así hasta la número 10, estrenada ayer por RAI 2. Pero ni las audiencias ni la Cosa Nostra se parecen ya a las de los tiempos de esplendor de la primera. Por eso, en la ficción, los mafiosos no traman ya asesinatos, sino que se limitan a sobornar a políticos y jueces. Esta vez, los periódicos no han mantenido ni siquiera el pacto de silencio sobre su desenlace y han contado sin inmutarse que el malvado padrino mafioso, Tano Cariddi, acabará sus días arrojándose a la lava del Etna.
La emisión de ayer se produce en un momento pre-electoral sumamente movido en Italia y a nadie se le escapa que se presta a una interpretación política más clara que episodios anteriores. Algún comentarista ha reconocido que el padrino Cariddi habla como un político de derechas y lo que dice se parece demasiado al programa político presentado en Sicilia por Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, ex primer ministro y nuevamente candidato.
Pero la principal amenaza de fracaso procede del propio tema. La Mafia ha dejado de ser (si alguna vez lo fue) la principal preocupación de los italianos, y su aureola de misterio se ha desvanecido dejando nuevos interrogantes sobre su verdadera naturaleza.
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