La Villa y Corte del XVII
Una exposición en el Museo de San Isidro recorre durante todo este año el Madrid de Velázquez y Quevedo
Un retrato preciso y detallado sobre la capital en el siglo XVII. Eso es lo que pueden ver los visitantes de la exposición El Madrid de Velázquez y Calderón, que se inauguró el pasado 20 de diciembre en el Museo de San Isidro y que permanecerá abierta durante un año. La muestra se ha basado en el plano que realizó Pedro Texeira en 1656 y que reproduce la topografía de la villa durante el Siglo de Oro.
El visitante se encuentra nada más entrar con un vídeo que recorre los acontecimientos más destacados que sucedieron durante ese siglo. A través de un corto de 15 minutos, se introduce en la monarquía y en las batallas que tuvo que librar la Armada española en la centuria.
La exposición se divide en cuatro apartados bien diferenciados. El primero recoge las imágenes de los reyes de la época y los grandes acontecimientos que marcaron el siglo a través de cuadros como La rendición de Breda, de Velázquez. 'Madrid en ese tiempo es una ciudad muy complicada, porque hay un poder central y otro municipal, que colisionan muchas veces por la vida propia y el funcionamiento de la Corte. Las funciones no estaban tan claras como ahora, por ejemplo', señala el comisario de la exposición, Miguel Morán.
'La arquitectura de la ciudad no era muy rica entonces. La nobleza se conformaba con grandes casonas en las que había mucha riqueza en cuadros y plata', explica el comisario de la muestra
La segunda parte se ha basado en el plano de Pedro Texeira para construir una gran maqueta de más de 10 metros de largo con las casas y edificios de la ciudad, a una escala de 1/1.250. Según Morán, el plano es 'el mejor y el más fiable' de todos los que existen de la época. En él se dibujan todas las calles con sus casas y sus monumentos de forma minuciosa. Por ejemplo, la plaza Mayor se utilizaba entonces como coso, lugar para la quema de herejes o para las fiestas, entre otros muchos espectáculos. Era, sin duda, el centro de la ciudad. En el mapa de Texeira se pueden ver las torres y las cúpulas, además de algunos edificios que todavía perduran.
'La arquitectura de Madrid no era muy rica en aquel entonces -se basaba casi siempre en el ladrillo-, porque la corte decidió establecer la capital del reino en Valladolid. La nobleza solía conformarse con grandes casonas. Eso sí, por dentro tenían mucha riqueza en cuadros, plata y tapices', explica el comisario de la muestra. Estas casas estaban sobre todo en la calle de El Carmen y en la plaza de Santa Ana y aledaños.
Un estudio de informática ha reproducido por ordenador cada una de las calles del Madrid del XVII y el visitante de la muestra puede entrar en el recorrido que desee. Basta con teclear la calle del centro de la capital que se quiera conocer para iniciar el itinerario más adecuado. Además, grandes paneles muestran el perfil de cada vía y los edificios más característicos, con una larga explicación de cómo se construyó la calle y qué tipo de edificios había en ella.
La ciudad y la corte es el título de la tercera parte de la exposición. La ciudad, según Miguel Morán, estaba 'encorsetada' por la realeza. De hecho, los límites de Madrid los marcaban el Alcázar en poniente y el Palacio del Buen Retiro por levante. El primer palacio quedó destruido en 1724 a causa de un incendio.
Dos maquetas reproducen todo el entorno y en ambas se pueden apreciar los lagos de la Casa de Campo y del Retiro, además de cómo estaban configuradas las edificaciones y las rutas de entrada y salida de las fortalezas. El detalle es tal que los visitantes pueden ver las rutas que emplean los cortejos reales para acceder a los lagos de la Casa de Campo o del Retiro. Además, las vallas separaban las distintas parcelas y parterres que tenía cada palacio.
La cuarta parte representa el Madrid en fiesta de la época, donde adquiere especial importancia el teatro de autores de la época, como Quevedo. También se pueden ver a través de paneles las diversiones públicas de aquel siglo: los juegos populares, la suelta de toros o las atracciones circenses, junto con las fiestas de Carnaval, Semana Santa o los santos más importantes. Dos monitores de televisión reproducen de forma constante varias obras de Calderón de la Barca y Quevedo. También se pueden contemplar las páginas de las primeras ediciones de sus entremeses o sainetes.
Esta exposición es el fruto de dos años de trabajo de cuatro profesores de universidad junto con dos estudios de informática y de maquetas. Sus fuentes principales han sido el archivo municipal, los cuadros y pinturas del XVII y la literatura de la época.
Una de las curiosidades que puede conocer el visitante es cómo se engalanaban las calles céntricas con fachadas falsas de cartón piedra en el itinerario por el que pasaban los reyes. Se hacía desde el Alcázar hasta el parque del Buen Retiro. 'Se ofrecía una realidad alterada para la familia real', explica Miguel Morán. 'La diversión pública llegaba a tal punto que todas las fiestas de la corte contaban con obras teatrales redactadas para la ocasión. Tenían una escenografía que era espectacular y que, en la mayoría de los casos, costaba mucho hacer', añade el comisario.
El concejal de Cultura, Fernando Martínez Vidal, ha señalado que la exposición estará abierta al público durante un año y que, si su éxito de público es el esperado, se quedará de forma permanente en el Museo de San Isidro. El edil apostó por 'especializar' los tres museos municipales de forma que cada uno de ellos se dedique a un determinado periodo histórico de la capital. 'El Museo de San Isidro podría dedicarse a la arquitectura y al Madrid de la Edad de Oro, mientras que el Municipal lo reservaríamos a los siglos XVIII y XIX. Por último, el de la Ciudad podría acoger las colecciones contemporáneas', explicó Martínez Vidal. 'No se trata de que los tres tengan de todo'.Un retrato preciso y detallado sobre la capital en el siglo XVII. Eso es lo que pueden ver los visitantes de la exposición El Madrid de Velázquez y Calderón, que se inauguró el pasado 20 de diciembre en el Museo de San Isidro y que permanecerá abierta durante un año. La muestra se ha basado en el plano que realizó Pedro Texeira en 1656 y que reproduce la topografía de la villa durante el Siglo de Oro.
El visitante se encuentra nada más entrar con un vídeo que recorre los acontecimientos más destacados que sucedieron durante ese siglo. A través de un corto de 15 minutos, se introduce en la monarquía y en las batallas que tuvo que librar la Armada española en la centuria.
La exposición se divide en cuatro apartados bien diferenciados. El primero recoge las imágenes de los reyes de la época y los grandes acontecimientos que marcaron el siglo a través de cuadros como La rendición de Breda, de Velázquez. 'Madrid en ese tiempo es una ciudad muy complicada, porque hay un poder central y otro municipal, que colisionan muchas veces por la vida propia y el funcionamiento de la Corte. Las funciones no estaban tan claras como ahora, por ejemplo', señala el comisario de la exposición, Miguel Morán.
La segunda parte se ha basado en el plano de Pedro Texeira para construir una gran maqueta de más de 10 metros de largo con las casas y edificios de la ciudad, a una escala de 1/1.250. Según Morán, el plano es 'el mejor y el más fiable' de todos los que existen de la época. En él se dibujan todas las calles con sus casas y sus monumentos de forma minuciosa. Por ejemplo, la plaza Mayor se utilizaba entonces como coso, lugar para la quema de herejes o para las fiestas, entre otros muchos espectáculos. Era, sin duda, el centro de la ciudad. En el mapa de Texeira se pueden ver las torres y las cúpulas, además de algunos edificios que todavía perduran.
'La arquitectura de Madrid no era muy rica en aquel entonces -se basaba casi siempre en el ladrillo-, porque la corte decidió establecer la capital del reino en Valladolid. La nobleza solía conformarse con grandes casonas. Eso sí, por dentro tenían mucha riqueza en cuadros, plata y tapices', explica el comisario de la muestra. Estas casas estaban sobre todo en la calle de El Carmen y en la plaza de Santa Ana y aledaños.
Un estudio de informática ha reproducido por ordenador cada una de las calles del Madrid del XVII y el visitante de la muestra puede entrar en el recorrido que desee. Basta con teclear la calle del centro de la capital que se quiera conocer para iniciar el itinerario más adecuado. Además, grandes paneles muestran el perfil de cada vía y los edificios más característicos, con una larga explicación de cómo se construyó la calle y qué tipo de edificios había en ella.
La ciudad y la corte es el título de la tercera parte de la exposición. La ciudad, según Miguel Morán, estaba 'encorsetada' por la realeza. De hecho, los límites de Madrid los marcaban el Alcázar en poniente y el Palacio del Buen Retiro por levante. El primer palacio quedó destruido en 1724 a causa de un incendio.
Dos maquetas reproducen todo el entorno y en ambas se pueden apreciar los lagos de la Casa de Campo y del Retiro, además de cómo estaban configuradas las edificaciones y las rutas de entrada y salida de las fortalezas. El detalle es tal que los visitantes pueden ver las rutas que emplean los cortejos reales para acceder a los lagos de la Casa de Campo o del Retiro. Además, las vallas separaban las distintas parcelas y parterres que tenía cada palacio.
La cuarta parte representa el Madrid en fiesta de la época, donde adquiere especial importancia el teatro de autores de la época, como Quevedo. También se pueden ver a través de paneles las diversiones públicas de aquel siglo: los juegos populares, la suelta de toros o las atracciones circenses, junto con las fiestas de Carnaval, Semana Santa o los santos más importantes. Dos monitores de televisión reproducen de forma constante varias obras de Calderón de la Barca y Quevedo. También se pueden contemplar las páginas de las primeras ediciones de sus entremeses o sainetes.
Esta exposición es el fruto de dos años de trabajo de cuatro profesores de universidad junto con dos estudios de informática y de maquetas. Sus fuentes principales han sido el archivo municipal, los cuadros y pinturas del XVII y la literatura de la época.
Una de las curiosidades que puede conocer el visitante es cómo se engalanaban las calles céntricas con fachadas falsas de cartón piedra en el itinerario por el que pasaban los reyes. Se hacía desde el Alcázar hasta el parque del Buen Retiro. 'Se ofrecía una realidad alterada para la familia real', explica Miguel Morán. 'La diversión pública llegaba a tal punto que todas las fiestas de la corte contaban con obras teatrales redactadas para la ocasión. Tenían una escenografía que era espectacular y que, en la mayoría de los casos, costaba mucho hacer', añade el comisario.
El concejal de Cultura, Fernando Martínez Vidal, ha señalado que la exposición estará abierta al público durante un año y que, si su éxito de público es el esperado, se quedará de forma permanente en el Museo de San Isidro. El edil apostó por 'especializar' los tres museos municipales de forma que cada uno de ellos se dedique a un determinado periodo histórico de la capital. 'El Museo de San Isidro podría dedicarse a la arquitectura y al Madrid de la Edad de Oro, mientras que el Municipal lo reservaríamos a los siglos XVIII y XIX. Por último, el de la Ciudad podría acoger las colecciones contemporáneas', explicó Martínez Vidal. 'No se trata de que los tres tengan de todo'.
El Madrid de Velázquez y Calderón. Museo de San Isidro (plaza de San Andrés, 3; metro Latina). Hasta el 20 de diciembre de 2001. De lunes a viernes, de 9.30 a 20.00. Sábados y domingos, de 10.00 a 14.00. Gratuito.El Madrid de Velázquez y Calderón. Museo de San Isidro (plaza de San Andrés, 3; metro Latina). Hasta el 20 de diciembre de 2001. De lunes a viernes, de 9.30 a 20.00. Sábados y domingos, de 10.00 a 14.00. Gratuito.
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