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Columna
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El homenaje a Lluch

La verdad es que el comportamiento del Partido Popular con motivo del concierto-homenaje a Ernest Lluch, promovido por el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, resulta no sólo vergonzoso sino, también, patético. Decir que es un acto 'inmoral' porque significa un 'agravio comparativo' con el resto de las víctimas del terrorismo son ganas de enredar y crear tensiones innecesarias. Salvo que el PP las considere necesarias para sus enredos partidistas. Según la portavoz del PP en el Ayuntamiento donostiarra, María San Gil, 'no podemos hacerle el juego a ETA creando víctimas de primera y de segunda. Todas son iguales y todas se merecen el mismo tratamiento'.

Efectivamente, todas son iguales. Pero no puede entenderse como un agravio a las demás el que se recuerde en un momento determinado a una de las víctimas.

Porque, vamos a ver, ¿se puede considerar una agravio a las demás víctimas del terrorismo el que a Gregorio Ordóñez, concejal del PP del Ayuntamiento de San Sebastián asesinado por ETA, se le haya querido recordar de forma permanente dedicándole una calle? ¿Se puede considerar un agravio comparativo el homenaje que se le dedicó al mismo Gregorio Ordóñez el 4 de febrero de 1995, un mes después de su asesinato? ¿O el homenaje a Miguel Ángel Blanco en la plaza de toros de las Ventas, en Madrid?

El secretario general del PP, Javier Arenas, ha declarado que es un 'grave error' organizar un homenaje como éste 'sin contar con el conjunto de las víctimas de ETA' y exige al alcalde de San Sebastián que 'rectifique de una vez por todas'. ¿Pero qué es esto? ¿A qué punto de irracionalidad e irresposabilidad han llegado los dirigentes del Partido Popular? ¿Cómo se puede ser tan sectarios? Uno comprende que Ernest Lluch no fuese santo de su devoción, sobre todo por su postura dialogante. Se vio palpablemente por la reacción que los populares y sus medios afines adoptaron después de la gran manifestación de Barcelona en que se pedía, masivamente, la vía del diálogo. ¿Y por qué esa reacción? Porque saben que al final, será mediante el diálogo como se acabará con el terrorismo. El diálogo, sobre todo, entre los vascos, como decía en su mensaje de Fin de Año el presidente Pujol. Cosa a la que el PP y su Gobierno se niegan rotundamente. Hablarles de diálogo es nombrarles la bicha. Sin embargo, todos los casos de terrorismo han acabado mediante el diálogo y la negociación. Caso de Irlanda, con Tony Blair, o el de Córcega con Jospin, por poner dos ejemplos bien cercanos.

El Partido Popular ya ha dicho que no estará en el homenaje a Ernest Lluch. Ellos sabrán lo que hacen. 'De no asistir y sumarse al concierto-homenaje, el PP podría ser acusado de sectario. Ernest Lluch fue un hombre ilustre. Su figura intelectual, siempre en defensa del Estado de Derecho y de la libertad no se puede poner en duda'. Esto no lo digo yo. Lo dice el diario El Mundo en un editorial publicado anteayer, viernes. Pues eso.

fburguera@inves.es

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