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Reportaje:

La paranoia de Seles

La petición de un autógrafo en plena pista atemoriza a la tenista

Monica Seles estaba reclinada al sol, en su silla junto a la pista durante la Copa Hopman, cuando sintió algo parecido a una puñalada. Eran las palmaditas de un admirador en su hombro, pidiéndole una autógrafo. Pero Seles lo percibió de manera violenta. La tenista yugoslava, nacionalizada estadounidense, recordó en un relámpago el peor día de su vida. El 30 de abril de 1993 un espectador alemán, Gunter Parche, la atacó por la espalda en el torneo de Hamburgo. Le clavó un cuchillo -el desequilibrado alegó que sólo quería lesionarla para que su preferida, Stefi Graf, volviera a ser la número uno- y tronchó su carrera cuando ocupaba el primer puesto en el trono mundial del tenis. La pesadilla la persigue en forma de reacciones paranoicas.

El martes, aterrorizada por el recuerdo, al descubrir a un hombre que le pedía algo, Seles se precipitó a los brazos de su compañero de dobles, Jan Michael Gambill. Acababan de ganar el partido y lo que se anunciaba como una tarde de solaz se quedó en un disgusto. Seles desapareció con Gambill en los vestuarios, y la organización del torneo no pudo identificar al admirador inoportuno. Es más: nadie se hizo responsable de la filtración de un seguidor a la zona supuestamente restringida para el público.

Los encargados de la seguridad en el hotel Burswood de Perth, donde se celebra el torneo, retiraron al individuo del lugar pero sin identificarlo ni adoptar medidas contra él. El director de la Copa, Paul McNamee, responsabilizó públicamente de la seguridad al gerente del hotel-casino en cuyas instalaciones tiene lugar la competición. El portavoz del hotel Burswood, por su parte, dijo que la seguridad era cosa de McNamee. 'No podemos hacer comentarios sobre asuntos de seguridad', comentó el portavoz.

Ayer Seles abatió sin contemplaciones a la belga Kim Clijsters, una joven promesa que amenaza con hacerle el relevo generacional. Seles, de 27 años y cuarta en el ránking de la WTP, se impuso por 7-6 (7-4) 6-0 a Clijsters, de 17, y permitió que Estados Unidos juegue la final del sábado, contra Sudáfrica.

'Lo que ocurrió el martes se ha magnificado', dijo Seles, después del partido. 'No me gusta que la gente se acerque y me toque por la espalda, pero después volví y firmé el autógrafo y el hombre fue muy amable. Me pidió perdón unas diez veces'.

'Desde que fui apuñalada ha habido guardias de seguridad en cada torneo', agregó. 'Diferentes cosas ocurrieron por diferentes razones pero me siento muy confortable con lo que estoy haciendo en este momento de mi carrera'.

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