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Reportaje:

Los años que vivimos a la sombra

Los ex presos políticos más jóvenes reclaman el mismo trato que los mayores

El franquismo les cogió demasiado jóvenes, pero no tanto como para librarse de la cárcel. La edad no impidió a estos activistas precoces que se movilizaran contra el régimen. El Parlament ha decidido que se indemnice a las personas que sufrieron la represión más dura durante la posguerra, pero ha excluido a los menores de 65 años de edad. A ellos les parece una discriminación intolerable. Unos eran anarquistas, otros comunistas, socialistas, maoístas. Pero desde la perspectiva actual opinan que todos los métodos de lucha eran entonces igualmente lícitos.En la lista de ex presos políticos que han solicitado a la Cámara catalana que se les dispense el mismo trato que a sus compañeros más veteranos, figuran nombres que fueron muy sonados en su época, como Frederic Sánchez Juliachs, uno de los fugados de la cárcel de Segovia, condenado a 23 años de prisión. Otros, como José Pablo Ferrándiz y su hermana gemela, María Isabel, los benjamines del grupo, dieron con sus huesos en la Modelo y en la cárcel de la Trinitat a los 16 años. La misma madrugada la policía secreta los detuvo a ambos en el domicilio paterno, que no volvieron a pisar hasta 14 meses después. De su paso por la cárcel guardan todos un recuerdo vivísimo y muchas anécdotas divertidas. Unos aprovecharon su estancia carcelaria para estudiar más que nunca porque en el exterior estaban demasiado ocupados en conspirar. Todos recuerdan con cariño una época que marcó su biografía y de la que la mayoría se sienten orgullosos.

Los grupos parlamentarios se comprometen a atender la queja de los reclusos antifascistas

Los delitos de los que les acusaban eran a veces surrealistas. A Daniel Cando, que militaba en el Front Obrer de Catalunya,le cayó una condena de un año. En uno de los autos de procesamiento del Tribunal de Orden Público, más conocido por el TOP, se le acusaba 'de haber participado en una manifestación que no llegó a realizarse'. Durante su detención fue a parar a manos de uno de los policías más temidos, uno de los hermanos Creix, que por todo saludo empuñó la porra y le golpeó los genitales con saña. Del año que pasó en la Modelo, entre 1969 y 1970, Cando recuerda que los funcionarios de prisiones se dividían entre falangistas de la vieja guardia, que tenían especial inquina a los presos políticos, y algún demócrata, como el conocido por camarada Félix, que prestaba buenos servicios a la causa sacando incluso al exterior informes políticos. Se acuerda de algunas lindezas del censor penitenciario, que miraba con lupa sus lecturas pero ignoraba quién era Trotski. Cando gozaba viendo como los libros trotskistas titulados El profeta armado y El profeta desarmado, auténticos best-sellers carcelarios, pasaban de mano en mano con su aprobación: 'Así me gusta, que leáis cosas religiosas', les decía. Idéntica opinión le merecía al censor La pasión de Sacco y Vanzetti.

Entre los sindicalistas de Comisiones Obreras se encontraba Manuel Martínez, que militaba en el PSUC. Una de sus cinco detenciones fue motivada por pegarle -él, que es bajito de estatura y más bien delgado- a un falangista del sindicato vertical que pesaba 130 kilos. Una de las tres ocasiones en las que llegó a ingresar en la cárcel se debió a que le pillaron con 12.000 octavillas. En cierta ocasión Martínez, una de las personas que ahora encabeza el colectivo de ex presos menores de 65 años, reunió a sus compañeros de la Federación del PSUC de Poblenou en el ático donde vivía su hermana aprovechando la ausencia de ésta y de su cuñado. Los vecinos oyeron ruidos y avisaron a la policía creyendo que eran ladrones. Los grises llegaron acompañados de los bomberos con una escalera por si los supuestos cacos intentaban fugarse por las azoteas. El cuñado de Martínez pasó casualmente por allí conduciendo el coche de la funeraria donde trabajaba, y al ver a los bomberos en el edificio donde vivía paró a enterarse de qué ocurría. Al verle, una vecina le dijo a un policía: 'Mire, ese hombre vive en el ático donde han estado ustedes'. Acto seguido le detuvieron también a él y le trasladaron a la Jefatura de Policía dejando el vehículo fúnebre, con el difunto en su interior, aparcado allí.Martínez cuenta que su sorpresa fue mayúscula cuando descubrió a su cuñado en los calabozos de la Via Laietana, él, que nunca se había metido en política. Al acabar la operación, en la que cayó al completo la federación del PSUC de Poblenou, un policía de los que intervino dijo: 'Fuimos a buscar chorizos y encontramos jamones'.

El convencimiento de que defendían una causa justa insuflaba a estas personas ánimos para enfrentarse a la privación de libertad. El adolescente José Pablo Ferrándiz militaba en el PCI, una de las escisiones izquierdistas del PSUC, y fue acusado entre otras cosas de rebelión militar, insulto de obra a las fuerzas armadas y toda una retahíla de cargos que le tuvieron dos años a disposición de un tribunal militar, hasta que éste se inhibió y pasó al TOP. Su estancia en la Modelo la resume ahora en tres adjetivos: dureza, convivencia y rutina. De los 32 días que estuvo en Jefatura relata el tiempo que estuvo esposado al radiador. Y la rueda, que consistía en que le rodeaban varios policías que le iban propinando golpes. Lo peor llegó cuando al otro lado pegaban a su hermana gemela para que él la viera. Comenta que para otros -cita el caso de Jordi Pujol- la experiencia carcelaria ha dado brillo a su currículo, mientras que a la mayoría no les quedan más que los recuerdos 'de aquellos años de juventud pasados a la sombra'.

Bajo los vetustos techos de las cárceles españolas se vieron obligados a convivir personas que entendían de muy diversas formas la lucha. Frederic Sánchez Juliachs fue uno de los cinco protagonistas de la fuga de la cárcel de Segovia, en la que un compañero, Oriol Solé Sugrañes, perdió la vida. Sánchez pasó por dos consejos de guerra sumarísimos, en uno de los cuales fue condenado a 23 años de prisión por atraco a mano armada. Estuvo en el penal de Córdoba de 1971 a 1972, y posteriormente coincidió en la sexta galería de Carabanchel con los entonces dirigentes del PCE Nicolás Sartorius, Marcelino Camacho y Horacio Sánchez Inguanzo. Este último le dejó una huella imborrable por su gran capacidad y su talante tremendamente humano. Sánchez explica que compartir situaciones tan difíciles crea entre los compañeros unos lazos estrechísimos que están muy por encima de los avatares políticos y de la evolución ideológica de cada cual.

Muchos de ellos han vuelto a encontrarse ahora en las reuniones que han celebrado para reivindicar al Parlament el mismo trato que se ha dado a los presos políticos de mayor edad. Todos sufrieron en sus carnes la represión, pasaron por las mismas celdas y pusieron todo su empeño en lograr que los ciudadanos de este país recuperaran las libertades.

Una delegación de ex presos políticos acudió a la Cámara catalana a expresar su demanda el pasado 29 de noviembre. Fueron recibidos con todos los honores por una representación al más alto nivel de los grupos parlamentarios, que se comprometieron a impulsar otra propuesta que incluya a las personas que quedaron fuera de la anterior y que podría tramitarse durante el primer trimestre del año.

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