Juicio a los cómplices de Bin Laden
Comienza en Nueva York el proceso contra cuatro detenidos por las masacres en embajadas de EE UU
Estados Unidos lleva más de dos años siguiendo la pista de Osama Bin Laden, el millonario de origen saudí presunto responsable de los atentados contra las embajadas norteamericanas de Kenia y Tanzania, ocurridos el 7 de agosto de 1998. A falta de la captura del enemigo público número uno, la justicia estadounidense sentó ayer en el banquillo de un tribunal de Manhattan a cuatro de sus posibles cómplices. Los cuatro están acusados de participar en los ataques, que causaron la muerte de 224 personas, 12 de ellas estadounidenses, e hirieron a más de cuatro mil. El juicio, que empezó ayer con la selección del jurado, debería durar algo más de 10 meses.
Nada en los alrededores de los juzgados de Manhattan indicaba ayer por la mañana que en el tercer piso acababa de empezar el juicio por terrorismo más importante desde que en 1993 fueran condenados los responsables del atentado contra el World Trade Center. Ninguna medida de seguridad especial confirmaba las recientes inquietudes sobre posibles represalias que despertó el ataque contra el buque norteamericano USS Cole en el puerto yemení de Aden el pasado octubre. Los policías habituales se limitaban a sortear los tremendos montones de nieve, ya sucia y helada, caída durante el temporal que se abatió sobre Nueva York el último fin de semana del año.
En la sala 318, los cuatro sospechosos, vestidos con un impoluto uniforme blanco, apenas se movieron. El saudí Mohamed Rashid Daud al-Owhali, el jordano Mohamed Sadik Odeh, el norteamericano de origen libanés Wadih El-Hage y el tanzano Jalfan Jamis Mohamed comparecieron ante el juez Leonard Sand acusados de diversos cargos relacionados con los dos atentados y de participar en una conspiración para matar a norteamericanos. Les podrían costar desde cadena perpetua hasta la muerte. Es el primer caso de pena capital que se presenta ante un tribunal federal de Manhattan en más de medio siglo.
El juez Sand ha decidido limitar el acceso a la prensa en la fase de selección del jurado, que durará unas seis semanas. Para seleccionar a las 12 personas que finalmente decidirán la suerte de estos sospechosos, Sand prevé entrevistar a más de 1.500 candidatos. El juicio tiene lugar en Nueva York porque la fiscal de Manhattan, Mary Jo White, participó activamente en las primeras labores de investigación. Después del atentado, el presidente de EE UU, Bill Clinton, prometió extender el brazo de la ley hasta los confines del mundo. Las primeras represalias de Washington llevaron al bombardeo de presuntas fábricas de armas químicas en Sudán y de campos de entrenamiento de Afganistán donde Bin Laden viviría escondido, al amparo del régimen de los talibán.
Mohamed Sadik Odeh fue detenido el mismo día del suceso cuando intentaba entrar en Kenia desde Pakistán con un pasaporte falso. En las tres semanas siguientes admitió pertenecer a Al Quida, el grupo liderado por Bin Laden, y poco después fue extraditado a Estados Unidos. Cinco días más tarde, el 12 de agosto, el equipo de investigación de Kenia siguió un soplo que le llevó hasta Mohamed Rashid Daud al-Owhali, que se alojaba en un hotel de Nairobi. En el interrogatorio reconoció haber participado directamente en el atentado de esa ciudad.
Wadih El-Hage fue detenido el 18 de septiembre del 98. El FBI lo identificó como uno de los lugartenientes de Bin Laden. El-Hage habría ayudado a montar una infraestructura en Kenia, a través de empresas fantasma, y habría participado en la compra de componentes para fabricar armas químicas. Más de un año después, en octubre de 1999, Jalfan Jamis Mohamed, identificado como miembro de Al Quida, fue apresado en Suráfrica acusado de haber transportado explosivos hasta Dar es Salam.
Otro de los detenidos que debería ser juzgado en las próximas semanas es Mamduh Mahmud Salim, sospechoso de ser uno de los máximos responsables de Al Quida. Salim fue apresado en Alemania en septiembre de 1998 acusado de asesinato y de destrucción masiva. Será juzgado por separado debido a los incidentes que ha protagonizado en los dos años que lleva encarcelado en Nueva York. En noviembre pasado agredió a un guardia de la prisión, que perdió un ojo. Poco antes había tratado de evadirse tomando rehenes. En total, la fiscalía de Nueva York ha lanzado acusaciones contra 22 personas, incluido el fugitivo Bin Laden.Estados Unidos lleva más de dos años siguiendo la pista de Osama Bin Laden, el millonario de origen saudí presunto responsable de los atentados contra las embajadas norteamericanas de Kenia y Tanzania, ocurridos el 7 de agosto de 1998. A falta de la captura del enemigo público número uno, la justicia estadounidense sentó ayer en el banquillo de un tribunal de Manhattan a cuatro de sus posibles cómplices. Los cuatro están acusados de participar en los ataques, que causaron la muerte de 224 personas, 12 de ellas estadounidenses, e hirieron a más de cuatro mil. El juicio, que empezó ayer con la selección del jurado, debería durar algo más de 10 meses.
Nada en los alrededores de los juzgados de Manhattan indicaba ayer por la mañana que en el tercer piso acababa de empezar el juicio por terrorismo más importante desde que en 1993 fueran condenados los responsables del atentado contra el World Trade Center. Ninguna medida de seguridad especial confirmaba las recientes inquietudes sobre posibles represalias que despertó el ataque contra el buque norteamericano USS Cole en el puerto yemení de Aden el pasado octubre. Los policías habituales se limitaban a sortear los tremendos montones de nieve, ya sucia y helada, caída durante el temporal que se abatió sobre Nueva York el último fin de semana del año.
En la sala 318, los cuatro sospechosos, vestidos con un impoluto uniforme blanco, apenas se movieron. El saudí Mohamed Rashid Daud al-Owhali, el jordano Mohamed Sadik Odeh, el norteamericano de origen libanés Wadih El-Hage y el tanzano Jalfan Jamis Mohamed comparecieron ante el juez Leonard Sand acusados de diversos cargos relacionados con los dos atentados y de participar en una conspiración para matar a norteamericanos. Les podrían costar desde cadena perpetua hasta la muerte. Es el primer caso de pena capital que se presenta ante un tribunal federal de Manhattan en más de medio siglo.
El juez Sand ha decidido limitar el acceso a la prensa en la fase de selección del jurado, que durará unas seis semanas. Para seleccionar a las 12 personas que finalmente decidirán la suerte de estos sospechosos, Sand prevé entrevistar a más de 1.500 candidatos. El juicio tiene lugar en Nueva York porque la fiscal de Manhattan, Mary Jo White, participó activamente en las primeras labores de investigación. Después del atentado, el presidente de EE UU, Bill Clinton, prometió extender el brazo de la ley hasta los confines del mundo. Las primeras represalias de Washington llevaron al bombardeo de presuntas fábricas de armas químicas en Sudán y de campos de entrenamiento de Afganistán donde Bin Laden viviría escondido, al amparo del régimen de los talibán.
Mohamed Sadik Odeh fue detenido el mismo día del suceso cuando intentaba entrar en Kenia desde Pakistán con un pasaporte falso. En las tres semanas siguientes admitió pertenecer a Al Quida, el grupo liderado por Bin Laden, y poco después fue extraditado a Estados Unidos. Cinco días más tarde, el 12 de agosto, el equipo de investigación de Kenia siguió un soplo que le llevó hasta Mohamed Rashid Daud al-Owhali, que se alojaba en un hotel de Nairobi. En el interrogatorio reconoció haber participado directamente en el atentado de esa ciudad.
Wadih El-Hage fue detenido el 18 de septiembre del 98. El FBI lo identificó como uno de los lugartenientes de Bin Laden. El-Hage habría ayudado a montar una infraestructura en Kenia, a través de empresas fantasma, y habría participado en la compra de componentes para fabricar armas químicas. Más de un año después, en octubre de 1999, Jalfan Jamis Mohamed, identificado como miembro de Al Quida, fue apresado en Suráfrica acusado de haber transportado explosivos hasta Dar es Salam.
Otro de los detenidos que debería ser juzgado en las próximas semanas es Mamduh Mahmud Salim, sospechoso de ser uno de los máximos responsables de Al Quida. Salim fue apresado en Alemania en septiembre de 1998 acusado de asesinato y de destrucción masiva. Será juzgado por separado debido a los incidentes que ha protagonizado en los dos años que lleva encarcelado en Nueva York. En noviembre pasado agredió a un guardia de la prisión, que perdió un ojo. Poco antes había tratado de evadirse tomando rehenes. En total, la fiscalía de Nueva York ha lanzado acusaciones contra 22 personas, incluido el fugitivo Bin Laden.
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