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¿Es posible el milagro?

El milagro consiste en cómo a través de la mayor concentración posible, y después de que el Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC) hace poco desautorizase una mínima concentración en el sector eléctrico (Fenosa-Cantábrico), somos capaces de llegar a un óptimo competitivo en España sin trampa ni cartón. Y es que, ante el elevado grado de concentración que la fusión Endesa-Iberdrola plantea a priori, las empresas proponen, por una parte, un Plan de Cesión de Activos (PCA) con el objetivo de reducir el impacto de la concentración: una desinversión del orden de 16.000 megawatios de potencia, que viene a equivaler al tamaño de Iberdrola, y dar entrada a dos o tres nuevos operadores en el mercado; y, por otra parte, un Plan de Expansión (PE) para, según parece, tratar de demostrar que se producen beneficios de otra índole.

El PE parece un argumento insuficiente para justificar la operación, ya que, para financiar una expansión internacional, sin duda interesante, existen alternativas financieras que no implican una fusión.

En cualquier caso, las empresas fusionadas son conscientes de que el PCA resulta ser la piedra de toque sobre la cual necesariamente gira el juicio de esta operación. El problema es que el PCA no es un plan concreto, sino una mera declaración de intenciones. La lista de asuntos relevantes y no incluidos o inconcretos en el PCA es amplia:

- Si la desinversión es sólo de activos de generación, o incluye activos de transporte (parece que no) y de distribución (al parecer, se desharán de unos 25.000 Gwh/año, un 20% de lo que tienen, sin detallar zonas geográficas).

- Qué activos concretos se van a desinvertir y cuáles van a seguir siendo propiedad de la empresa fusionada: por tanto, no podemos saber a ciencia cierta cuál será el tamaño de la empresa fusionada, ni su mix de generación, ni la localización geográfica de sus instalaciones.

- Quién puede ser comprador y quién no, y por qué.

- A quién se va a vender y cuánto: por tanto, no podemos saber cuál será la estructura del mercado, ni su índice de concentración, ni qué nuevos competidores van a aparecer, ni el mix de generación de cada competidor.

- En qué plazo se va a vender: no parece haber compromisos al respecto.

- Cómo se va a vender. ¿Se van a hacer paquetes de activos o se va a vender uno por uno? ¿Se van a subastar los activos o paquetes en un procedimiento neutral y transparente, o se va hacia una negociación orientada a determinados agentes, o va a haber negociaciones directas y dirigidas? ¿Se va a recibir dinero a cambio de los activos o se van a intercambiar activos? ¿Se juntará generación y distribución en cada paquete?

Por otra parte, sabemos que los activos a desinvertir serán gestionados por 'un gestor independiente' hasta que sean definitivamente vendidos, pero:

- ¿Quién nombra al gestor?

- ¿Qué requisitos debe cumplir el gestor?

- ¿A quién y cómo rinde cuentas el gestor?

- ¿Cómo se remunera al gestor y quién lo remunera?

- ¿Cómo nos podemos asegurar de que no hay flujos de información relevante relativa al funcionamiento competitivo entre gestor y sociedad fusionada?

- ¿Se nombrará un gestor independiente para generación y otro para las redes?

En resumen, sin un PCA más concreto, no es posible valorar la situación competitiva ex-post que se derivaría de esta fusión.

En el actual mercado eléctrico existen varias barreras de entrada, entre las que caben destacar:

- Integración vertical generación-transporte-distribución (control del mercado por el lado de la demanda y de la oferta).

- Conexión internacional insuficiente.

- Presencia en el accionariado de la red y del operador del mercado.

- Disponibilidad de concesiones hidráulicas agotadas para nuevos entrantes.

- CTC (siempre que el precio de los activos que aflore en la desinversión fuese superior al valor de los activos implícito en el cálculo inicial de los CTC).

- Largos periodos de inversión (la entrada al negocio se demora mucho).

- Riesgo regulatorio: falta una metodología pública, publicada y transparente que permita predecir el cambio regulatorio.

- Localizaciones para nuevos emplazamientos de generación limitadas

Como vemos, el mercado eléctrico está lejos todavía de ser contestable, en el sentido de Baumol; por lo que avanzar hacia una estructura menos concentrada, todo lo verticalmente desintegrada que sea posible y con menores barreras de entrada que las actuales resulta básico para mejorar el funcionamiento competitivo del mercado.

Un mayor número de agentes en el mercado mayorista no necesariamente significa mejor situación competitiva. Que la empresa fusionada no tenga un tamaño superior a la mayor de las dos implicadas en la fusión (Endesa) es sólo condición necesaria pero no suficiente para que la competencia en el mercado relevante no se vea negativamente alterada. La cuestión no es sólo la cantidad de activos a desinvertir, sino la calidad de éstos, a quién y cómo se venden, si se desinvierten todos los activos de transporte y una parte de los de distribución mayor que los de generación, qué pasa con los contratos a consumidores cualificados, entre otros muchos aspectos.

Finalmente hay que señalar que es aconsejable tomar de inmediato medidas cautelares en el mercado mayorista de electricidad que eviten el ejercicio de poder de mercado, toda vez que dos competidores están en estrecha relación desde hace unos meses.

El TDC y la Comisión Nacional de Energía (CNE), en sus próximos pronunciamientos, tienen la oportunidad, con su decisión o con posibles condicionamientos a la fusión en caso de aprobarla, de orientar correctamente este proceso. Lo que ocurra con esta fusión, además de conformar una nueva estructura sectorial, condicionará la eficacia de la competencia y el desarrollo regulatorio; es decir, si las barreras de entrada descritas disminuirán o no.

Luis Atienza, ex ministro de Agricultura y ex secretario general de la Energía, es economista. Javier de Quinto es profesor de la Universidad San Pablo-CEU

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