La Gimnástica, el Leganés y el Extremadura siguen adelante

La Gimnástica de Torrelavega reverdeció ayer su condición de club histórico del fútbol español y se unió al Granada y el Guadix como tercer segunda b superviviente en la Copa. Si en la anterior eliminatoria superó al Alavés, en los dieciseisavos de final derrotó por 2-1 a la UD Las Palmas. A su vez, el Leganés, que batió por 2-0 al Numancia, y el Extremadura, que superó en la prórroga al Valladolid por 2-1, se sumaron al Tenerife como segundas que permanecen en liza.

Chili fue el protagonista de la cita cántabra. El delantero de la Gimnástica se convirtió en el verdugo de su antiguo equipo, la UD Las Palmas, ya que marcó los dos goles que le eliminaron (en el minuto 33 y, de penalti, en el 82) y provocó las expulsiones de tres de sus jugadores: la de Olías (m. 33), por una dura entrada, y las del portero Cicovic, por su falta, y Sanways, por protestar, en la jugada del máximo castigo.

La Gimnástica tuvo la virtud de afrontar el encuentro de cara, pisando con personalidad sobre el césped, y de mantener el tipo cuando el cuadro insular, a pesar de hallarse en inferioridad numérica, se estiró en la segunda parte y logró la igualada con un tanto de Eloy (m. 62).

El Leganés fue más certero que el Numancia, que, sin capacidad ofensiva alguna, no pudo encontrar respuesta para el gol de Merino (m. 57), rubricado a última hora (m. 89) por el de Trigueros.

Por su parte, el Extremadura precisó de la media hora suplementaria para rematar a un Valladolid que consiguió equilibrar por medio de Pachón (m. 76) el gol inicial de Karanka (m. 44). La resolución de la cita se produjo a los ocho minutos de la prórroga, cuando Jorge Pérez supo sacar todo el partido posible de un espléndido servicio de Ismael.

El Rayo Vallecano, escarmentado en la cabeza del Real Madrid, se impuso por 0-1 a un Toledo que, no obstante, supo plantarle cara, informa Alberto Sanjuán. Con todo, sólo marcó gracias a una acción desgraciada de un adversario, Villarreal, quien en el minuto 33 no pudo evitar que el balón rebotara en él y se fuera irremediablemente hacia su desguarnecida portería.