El Sanse hace sudar al Athletic

Un destello de genialidad de Urzaiz y la expulsión de Recio, uno de los centrales del Sanse, salvaron al Athletic en una noche que durante muchos minutos vio tan negra como resultó su juego. El gol de Urzaiz, que resultó la única seña de distinción que se le supone a un equipo de Primera como el bilbaíno, le dio la tranquilidad necesaria cuando la camisa empezaba a no llevarle al cuerpo. La expulsión, cuando más crispado estaba el partido, menguó las ya exiguas fuerzas de un Sanse que, pese a su condición de equipo de 2ª B, nunca renunció al sueño de eliminar a un rey de Copas que ayer no fue tal. El Athletic sigue adelante, pero tuvo que esperar a que los madrileños se quedaran con un hombre menos para asegurarse el billete.

No puede decir el Athletic que no estaba avisado. Cinco primeras, Madrid incluido, cayeron ante equipos de inferior categoría en la primera ronda copera. Ayer, casi le tocó el turno a él. Una de dos, o los grandes no son tan grandes o los pequeños no se lo creen.

Tácticamente, el Sanse fue muy superior al Athletic hasta el descanso. O lo que es lo mismo, hasta que Rafita cayó lesionado. Los madrileños le jugaron a los bilbaínos con el respeto debido, pero sin una pizca de miedo. El respeto lo ponían los cinco defensas, con un solitario delantero, que alineó el equipo local. El atrevimiento, dos interiores rapidísimos, Joan y Alberto, que jugaron pegados a la banda. Dos lanzadores, Juan Padilla y Rafita, que marcaron el ritmo del partido, anularon al decepcionante centro del campo del Athletic y crearon a los de Rojo mil y un problemas con sus pases largos. Y un delantero, Ángel, que él solo encogió el alma a los centrales vascos. El Athletic, por contra, jugó mal. Con las líneas demasiado separadas, con un centro del campo inexistente, con una defensa obligada a sacar la pelota jugada, pero incapaz de hacerlo con el criterio suficiente.

Todo funcionó a las mil maravillas para el Sanse mientras pensó en lo que podía ganar y no en lo que podía perder. Pero la lesión de Rafita trastocó los esquemas de Fernando Cuesta y el Sanse, tras el descanso, se echó atrás fiándolo todo al 1-0 que lucía el marcador. Alberto y Joan retrasaron en exceso sus posiciones, Ángel se quedó demasiado sólo arriba y el partido se convirtió en un asedio constante del Athletic que, tras las expulsión de Recio, lo tuvo demasiado fácil. Así, ganar era cuestión de paciencia. La única virtud que ayer exhibió el Athletic.

El Espanyol elimina al Levante

El Espanyol saltó al campo del Levante con miedo, advertido por la eliminación de primeras en las rondas anteriores, la última la del Villarreal, horas antes. Fue el Levante, de hecho, el que dominó la primera parte de forma insultante. Pero la fortuna estaba de lado espanyolista. En la única ocasión de la primera parte, Soldevila remató a la red un centro de Sergio. A partir de entonces, el Espanyol, Sergio mediante, metió el balón en la nevera y el Levante cayó sin fuerzas. El 0-2 de Serrano en el minuto 90 no fue más que la puntilla.