Los temporales de diciembre salvan el año hidrológico
Mientras los ríos del norte sueltan excedentes, los del sureste español siguen bajo mínimos
La semana pasada, los embalses del Miño, para evitar catástrofes, tuvieron que soltar todo el agua que les llegaba. Sin embargo, los del Júcar y el Segura se hallan más secos de lo que se encontraban en el promedio del último lustro. El año se ha salvado en algunas cuencas gracias a las últimas lluvias. Sevilla, por ejemplo, tiene ya garantizado el consumo urbano por dos años. Pero en el sureste se sigue mirando al cielo. Sus tomates, melocotones y manzanas continúan ávidos de agua. Sólo un buen plan hidrológico podría salvar tales contrastes.
Las abundantes lluvias de noviembre y diciembre han elevado el porcentaje medio de los pantanos de España hasta el 55,9%, registrado hace sólo cuatro días. El dato, aparentemente frío, viene a decir que el volumen de agua almacenada en España se sitúa ahora por encima del 52% de promedio de los últimos 42 años años.Pero detrás de ese tranquilizador 55,9% del que disfrutan los pantanos de España se esconden desequilibrios inquietantes. Los contrastes no sólo resaltan entre las presas del Miño, que alcanzaron esta semana el 80% de su capacidad, y las del Júcar, al 16%, sino que se sufren incluso dentro de las propias cuencas hidrográficas.
"La gente ha sentido en Sevilla que le ha caído mucha agua encima", comenta Juan Saura, director técnico de la cuenca del Guadalquivir, "pero no es consciente de que en Jaén y Granada no ha llovido apenas. Y es el agua que llega desde esas dos provincias la que surte los olivares jienenses, la campiña de Córdoba con sus algodonales, sus cítricos y sus remolachas, y las huertas de Sevilla. Los embalses de regulación general, es decir, los que riegan todas estas zonas desde Granada a Sevilla, ahora están al 36% de su capacidad. Y el año pasado estaban a un 40%".
Estas penurias, según Saura, se habrían evitado de haberse construido el embalse de La Breña, en Córdoba, que será el segundo en capacidad dentro de Andalucía cuando Bruselas dé el visto bueno a las medidas compensatorias de impacto ambiental. El primer ladrillo de La Breña se colocará en la primavera de 2001, según Saura. "El campo andaluz agradecerá la construcción de ese pantano. Se critica mucho este tipo de obras", señala el comisario de la cuenca, Agustín Argüelles, "pero las presas han evitado estos días desbordamientos y catástrofes considerables en sitios como la provincia de Cádiz".
En las autonomías que atraviesa el Tajo sus gentes están de enhorabuena también. "Los embalses se hallan al 65% de su capacidad, cinco puntos más que la semana pasada", señala su presidente, José Antonio Llano. "Y en Madrid hemos ganado diez puntos. La verdad es que estas aguas de diciembre no han podido venir mejor. No han producido daño alguno y nos han dejado bien abastecidos".
Tan bien abastecidos han quedado algunos pantanos que ha habido que soltar agua al mar, como en los del río Tiétar, en Cáceres, y en el Atazar, la mayor presa de Madrid. "Pero tampoco se ha soltado demasiado agua; la justa para evitar catástrofes y dejar que los ríos corran", señala el presidente de la confederación.
En el Duero diciembre no ha dejado más que 100 hectómetros cúbicos. Pero la borrasca que aguó la fiesta de todos los que salieron de vacaciones en el puente de la Constitución dejó almacenados 1.171 hectómetros cúbicos, con lo que los embalses se encuentran al 74% de sus capacidad. "El año pasado no hubo problemas a la hora de regar; así que este año, que tenemos más agua que el pasado por estas fechas, tampoco debería haberlos".
En la Confederación del Ebro, la más importante de España, con nueve comunidades a lo largo de su recorrido, todo está controlado: sus 57 pantanos se hallan a un 75,7% de su capacidad, dos puntos más que la semana anterior y dos puntos más que el año pasado en la misma fecha.
Desde el Júcar y el Segura se miran con ansiedad los 4.921 hectómetros cúbicos almacenados en el Ebro. En la cuenca del río Segura hay espacio para acoger 1.078 hectómetros cúbicos, pero sólo cuenta en la actualidad con 171. Se halla, pues, al 15,8% de su capacidad de embalsamiento, cifra muy inferior a la media de los últimos cinco años (20,8%).
La situación de la cuenca del Júcar es aún más grave que la del Segura. Dispone de espacio para albergar 2.804 hectómetros cúbicos. Pero el volumen de agua embalsada es, a 27 de diciembre, después de haber presenciado durante un mes en los informativos de televisión cómo corría el agua por el resto de España, de sólo el 16,6%, un 9,7% inferior a la media registrada en el último lustro.
Esta escasez amenaza con causar cortes en el suministro para la población que bebe de esas cuencas, según afirma un técnico del Ministerio de Medio Ambiente.
El plan hidrológico que negocia actualmente el Gobierno con las comunidades autónomas es la gran esperanza para muchos y la gran amenaza para otros.
Mientras los partidos políticos se ponen de acuerdo, el agua sigue corriendo por los caminos de siempre hacia al mar y faltando en los mismo sitios de siempre. "Si sigue sin llover, las restricciones en las poblaciones de las cuencas del Júcar y el Segura serán mayores que las registradas en 2000", declara un portavoz de Medio Ambiente.
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