_
_
_
_
_
ENCUESTA ANUAL DE EL PAÍS

LA REVELACIÓN DEL AÑO Un jugador con carácter Ferrero hizo historia al ganar dos puntos en la final de la Copa Davis

Cuando uno afronta una personalidad del calibre de Juan Carlos Ferrero, 20 años y 12º mundial, lo que menos cuenta son sus resultados. Lo que se valora realmente son las expectativas que crea. Y su actitud en la final de la Copa Davis, que España ganó en el Palau Sant Jordi a principios de diciembre, desveló con total nitidez que estamos frente a un tenista que puede convertirse en el mejor de la historia del tenis español.No es una afirmación gratuita. Lo dijo John McEnroe mientras comentaba uno de sus partidos en el último torneo de Roland Garros. Fue precisamente allí, en la tierra batida parisina, donde Ferrero alcanzó la cota más alta de su temporada tenística. Llegó a las semifinales, en la que fue su primera participación en aquel torneo y la tercera en un Grand Slam. Pero más que aquel resultado, o las finales que había disputado en Dubai y en Barcelona, lo que más impactó fue la forma como llegó hasta allí.

Más información
MEJOR DEPORTISTA ESPAÑOL

Lo que más seduce en Juan Carlos Ferrero es su personalidad y su inquebrantable mentalidad ganadora: era el novato en el Palau Sant Jordi pero fue el más fuerte de todos. No tuvo ningún momento de duda cuando los cuatro capitanes, el G-4, decidieron que debía enfrentarse a Patrick Rafter el primer día de la final, ni tampoco le perturbó lo más mínimo afrontar un cuarto punto, ante Lleyton Hewitt, que acabó resultando decisivo.

Aunque perdió una manga contra Rafter, confesó luego que nunca sintió temor por la derrota. ¡Y estaba viviendo el momento más trascendental de su incipiente carrera! Su mentalidad es tan positiva como la de Arantxa Sánchez, cuádruple campeona del Grand Slam. Y afronta su futuro con un desparpajo irreverente, que algunos podrían confundir incluso con falta de respeto por sus rivales.

Pero ésa no es la cuestión. Uno de los aspectos que le distinguen del resto de jugadores es que no siente temor ante nadie, porque está convencido de que jugando a su mejor nivel puede superar a cualquier rival. Es de los pocos jugadores que marca el ritmo del partido. No adapta su juego al de sus rivales más que en contadas ocasiones. Un valor propio de los grandes campeones. Y lo más increíble es que en su juego hay muchos aspectos aún mejorables.

Probablemente, fueron todas esas cuestiones y la inmediatez de sus dos victorias en la final de la Copa Davis lo que valoraron los deportistas españoles al elegirle como la revelación del año. Porque hasta que llegó al Sant Jordi su temporada no había sido más brillante que la de la marchadora María Vasco, Bronce en la distancia de 20 kilómetros en los JJ OO de Sydney, o del gimnasta Gervasio Deferr, Oro en salto, los rivales que le discutían la nominación.

Fue su decisiva aportación en el que ha sido considerado también el éxito más importante del deporte español de este año lo que le catapultó. Le convirtió en un héroe, en el hombre que ganó el último punto de la final. Y esa leyenda va a marcar su trayectoria de una forma tan sustancial como lo hará la hipotética consecución de un Grand Slam en los próximos años.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_