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Los empresarios mexicanos critican el aumento de gastos de Fox

Juan Jesús Aznárez

El debate del presupuesto de 2001 ha obligado a los tres principales partidos de México a un entendimiento democrático inédito durante el reinado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el que el Gobierno dictaba y la mayoría oficialista acataba, pero exhibe también una de las debilidades más de la transición: la económica. Los empresarios imputaron al Congreso el envío de perniciosas señales al promover un aumento del gasto, con un déficit fiscal que sobrepasa el 0,50% del PIB previsto por el Ejecutivo, al alcanzar el 0,65%.Los seis organismos patronales del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) sostienen que ese incremento del gasto público no transmite responsabilidad ni congruencia en la conducción de las finanzas públicas; más al contrario, presiona a los mercados financieros y limita las posibilidades de las pequeñas y medianas empresas para acceder a créditos con tipos de interés competitivos. Según la patronal, la aprobación por la Cámara de Diputados de un déficit fiscal superior al 0,5% malogra los esfuerzos de estabilización.

El conservador Vicente Fox, ganador de las elecciones presidenciales el 2 de julio e investido presidente el 1 de diciembre, se ha visto forzado a recortar, al no disponer de fondos suficientes, varios de los planes de desarrollo prometidos en campaña y corre el riesgo de decepcionar al electorado.

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