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Sueldo de 'crack' para Lendoiro

El nuevo presupuesto del Deportivo de La Coruña permite a su presidente cobrar casi 100 millones anuales

Xosé Hermida

Aún no llega a los niveles de las grandes estrellas de la plantilla, pero como el club siga creciendo a este ritmo, pronto les pisará los talones. Por lo pronto, ya ha entrado en el club de los 100, un círculo selecto que hace no muchos años sólo podían pisar los grandes cracks del fútbol, auqellos que ingresaban 100 millones de pesetas al año y que jugaban en los grandes clubes, en el madrid o en el Barça.Desde el pasado viernes, el presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro, es probablemente el directivo mejor pagado del fútbol mundial. La junta de accionistas del club gallego aprobó por unanimidad las cuentas para el próximo año y, de paso, obsequió a su presidente con un suculento aguinaldo: Lendoiro percibirá un salario anual de 99,5 millones de pesetas en aplicación de los estatutos del club, elaborados bajo la dirección del propio Lendoiro, que fijan para el máximo responsable del consejo de administración un sueldo equivalente al 1% del presupuesto de la entidad.

Fue hace un año, en la anterior junta general de accionistas, cuando Lendoiro se convirtió en presidente con dedicación exclusiva y sueldo fijo. Entonces quedó establecido que las remuneraciones del presidente del consejo fuesen proporcionales al presupuesto anual, que en aquel momento era de 6.500 millones.

El ejercicio se ha cerrado estos días con un balance inmejorable: el título de Liga, el estreno en la Copa de Europa y un superávit en las cuentas de casi 24 millones. Los nuevos honores internacionales han hecho crecer los ingresos del club, que en un año ha aumentado sus presupuestos en un 53%: los aprobados el viernes ascienden 9.944,5 millones. Sin necesidad de debate, al tratarse de una disposición estatutaria, el sueldo de Lendoiro crece en el mismo porcentaje. El Deportivo tiene cracks sobre el césped y también en los despachos.

Casi nadie en el deportivismo parece cuestionar la remuneración de Lendoiro, a la altura, por lo menos, de los ejecutivos de las grandes compañías.

De hecho, la junta de accionistas del pasado viernes fue para Lendoiro como una pachanga veraniega ante un sparring de Regional y con escaso público en las gradas. Encantados con la marcha del equipo y convencidos de que el club está en buenas manos -"la gente confía en nosotros", explicó el propio Lendoiro- , los accionistas prefirieron darse a las compras navideñas que acercarse al polideportivo donde se celebraba la asamblea, a pesar de que se habían dispuesto algunas amenidades para el público, como la proyección de vídeos sobre los grandes éxitos de la entidad. Sólo asistieron 65 socios, que representaban, por sí mismos o por delegación, el 11,12% del capital, repartido entre más de 15.000 personas. Lendoiro no cuenta dentro de la masa social con un grupo organizado de oposición, y la asamblea se celebró sin que ninguna voz crítica empañara el momento triunfal que vive el Deportivo.

El consejo de administración no sólo logró que se aprobasen por unanimidad todas sus propuestas, sino que los socios que pidieron la palabra lo hicieron para dejar constancia de su embeleso por Lendoiro, el presidente del deportivo más grande de la historia.

Uno de los asistentes hasta reclamó que se dé su nombre a la ciudad deportiva que el club coruñés va a empezar a construir próximamente. El asunto del incremento salarial del presidente ni se abordó, porque, en realidad, no estaba sometido a debate.

El hiperactivo Lendoiro, capaz de dirigir al mismo tiempo un club de fútbol, un colegio privado y una Diputación Provincial, decidió el año pasado que era el momento de poner fin a la dispersión de sus esfuerzos. Su partido, el Partido Popular, había decidido arrinconarle después de una década en la que Lendoiro fue desde concejal a diputado, senador o alto cargo de la Xunta, y en la que los populares se beneficiaron del prestigio de un hombre que cogió al Deportivo arruinado y al borde del descenso a Segunda B para convertirlo en uno de los grandes de España y de Europa.

Tras el abandono de la política, la federación de peñas deportivistas -muy bien relacionada con la directiva- emprendió una campaña de recogida de firmas para reformar los estatutos y crear la figura de un presidente remunerado y con dedicación exclusiva. La junta de accionistas respaldó la propuesta casi por unanimidad.

Lendoiro siempre se declaró al margen de la iniciativa y, para demostrarlo, espetó a los periodistas nada más aprobarse en la asamblea el cambio de estatutos: "aún me tengo que pensar si lo acepto". Los accionistas no quedaron defraudados: Lendoiro aceptó y, un año después, ya está a las puertas del club de los 100 millones, ese selecto núcleo que hasta ahora parecía reservado a los que marcan los goles.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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