"El Parlamento es hoy un órgano en el que luce muy poco la oratoria"
El escritor y letrado Diego Rojano Ortega (Jaén, 1942) acaba de presentar su último libro, Galería de políticos y abogados de la España contemporánea, donde realiza una semblanza de los principales protagonistas de la historia de España desde el comienzo del siglo XIX hasta el final de la Segunda República. Aunque evita hacer comparaciones con los políticos actuales, Rojano no oculta su admiración por los políticos del siglo pasado, tanto por su fina oratoria como por su condición de servidores públicos alejados de su dependencia de la política. Pregunta. ¿Cómo eran los políticos del siglo pasado?
Respuesta. La historia política de España en los dos últimos siglos ha sido una etapa muy apasionante y muy dinámica, donde, en ocasiones, la normalidad era la excepción. En el siglo XIX hubo destacadas personalidades, que no sólo eran políticos sino también reputados juristas, académicos y grandes oradores. Muchos llegaban al poder una vez que habían triunfado en su actividad profesional. Otros incluso murieron en una pobreza honrada, como Emilio Castelar, al que le tuvo que costear el entierro el gobierno conservador de la época. Los políticos de entonces eran servidores públicos y no llegaban a la política para lucrarse, sino para servir al Estado.
P. ¿Eso no ocurre en la actualidad?
R. Es diferente. Hoy día el Parlamento se ha convertido en un órgano muy técnico, donde todo está muy burocratizado a través de las comisiones. En la época de la Restauración, en el Parlamento se podía lucir más la individualidad. Un discurso era capaz de derribar un Gobierno y a través de un discurso salía catapultado un diputado para una poltrona ministerial. La palabra y la oratoria tenían una fuerza grande, algo que no ocurre ahora.
P. ¿Qué paralelismos se pueden encontrar entonces con la época actual?
R. Quizá la única y principal es la existencia de dos grandes bloques políticos hegemónicos, en la Restauración el conservador y el liberal, y ahora el PP y el PSOE, a pesar de la existencia de los grupos nacionalistas. Asimismo, los partidos de antes tenían su clientelismo y también proliferaba la corrupción, algo que también ocurre en la actualidad.
P. Destaque algunos políticos de los que aparecen en su libro.
R. Hay tres políticos que tenían la categoría de estadistas: Cánovas, Azaña y Antonio Maura. Ninguno de ellos podía disimular su superioridad sobre el resto y, por tanto, caían antipáticos a la mayoría. Maura, a pesar de su acento mallorquín, hizo un gran esfuerzo y cultivó su oratoria hasta el punto de llegar a ser presidente de la Academia Española de la Lengua. Había políticos natos, como Sagasta, y otros con gran arraigo en el pueblo, como Indalecio Prieto.
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