Raúl se cuela en la fiesta de Figo

Para aquellos que siguen invocando el nombre de Zidane, Figo se dedicó anoche a demostrar por qué el Balón de Oro es suyo. Lo hizo con los mismos argumentos que le han valido el galardón: goles y un fútbol de alta escuela. Pero, celoso, quizá, Raúl decidió colarse en la fiesta de su amigo.Presto para el desmarque, veloz en la carrera, retador con los defensas, milimétrico en los pases... El portugés desplegó su nutrida colección de virtudes desde el pitido inicial. Se le notaba ansioso, hiperactivo, dispuesto a compartir con su nueva hinchada la gloria llegada desde Francia. No tuvo que esperar ni él, ni los aficionados. No habían pasado más que nueve minutos cuando Helguera se hizo con un balón en la zona de tres cuartos. El cántabro miró a su izquierda, y pasó a la derecha. Hacia Figo que eludió el fuera de juego, controló la pelota, tumbó a Keller con un golpe de cadera, le recortó por fuera y, a puerta vacía empujó el otro balón, el de cuero, a la red. La gente, tan feliz. Figo, más.

Ya estaba el gol. Faltaba la asistencia, el arte en el que el portugués no admite rival. Tampoco se demoró. Cuatro minutos más tarde, en el trece, un saque de esquina sirvió de escusa. Figo tocó en corto para Savio, este le devolvió y el 10 blanco se sacó de la chistera uno de esos pases largos y combados que cuanto más se acercan al portero más se alejan de él. Keller se comió el platano, y Helguera en el segundo palo, cabeceó el 2-0.

Ahí estaba la asistencia. Figo se brindaba un autohomenaje, pero no fue el único de la noche. En los prolegómenos del partido, 22 jugadores históricos del Real Madrid encabezados por Di Stéfano brindaron al público desde el césped el trofeo de Mejor Equipo del Siglo concedido al club blanco por la FIFA días atrás Además, el tenista Juan Carlos Ferrero, el héroe de la Copa Davis, hizo el saque de honor. Pero en medio de tanta fiesta, Raúl se hizo un hueco. Y lo hizo a lo grande, al marcar el tercer gol, un tanto sencillamente fabuloso