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FÚTBOL 16ª jornada de Liga

Las estrellas del Madrid dictan su ley

Un esforzado Rayo Vallecano no pudo resistirse a la enorme categoría de Figo y Raúl

Santiago Segurola

El Madrid hizo con el Rayo lo que muchos equipos hacen con el Madrid. Aprovechó la tontera inicial de los vallecanos y le marcó dos goles que decidieron el encuentro. Todo el orden, despliegue y voluntad del Rayo sólo le sirvió para reducir la desventaja y poner pimienta al encuentro, que fue muy entretenido. Al Madrid le costó muy poco generar ocasiones frente a Keller. No necesitó jugar bien, sino poner el balón en los pies de sus lujosos delanteros, que tienen desborde, velocidad y gol. Por eso se cotizan tan alto.El único problema para los delanteros locales radicó en la ausencia de un centrocampista con pase. Ya ocurrió frente al Celta, donde el Madrid desaprovechó multitud de contragolpes en situaciones inmejorables. Ante el Rayo, y especialmente en el primer tiempo, volvió a fracasar en ese aspecto, después de un vibrante comienzo, protagonizado principalmente por Helguera y Figo. Tal y como están las cosas en el equipo, Helguera es indiscutible por su energía y por su llegada. A veces ofrece detalles que hacen pensar en él como un gran jugador. En el primer gol se descolgó con un control maravilloso que le permitió regatear a un rival y perfilarse para el pase, espléndido por lo demás. Figo salió como una bala, recogió la pelota, amagó con elegancia a Keller y marcó como los grandes. Para algo es el Balón de Oro.

REAL MADRID 3RAYO VALLECANO 1

Real Madrid: Casillas; Geremi, Hierro, Karanka, Roberto Carlos; Makelele (Celades, m. 59), Helguera; Figo, Savio (Flavio, m. 75), McManaman (Guti, m. 55); y Raúl.Rayo Vallecano: Keller; Alcázar, Ballesteros, De Quintana, Mingo; Mauro (Glaucio, m. 61), Pablo Sanz (Iván, m. 61), Quevedo, Míchel; Bolo (Bartelt, m. 70) y Bolic. Goles: 1-0. M. 9. Helguera mete al hueco hacia Figo, la defensa del Rayo no acierta a tirar el fuera de juego, Figo se va en solitario, regatea a Keller y marca a puerta vacía. 2-0. M. 14. Figo manda al segundo palo, donde salta Helguera, que se adelanta a De Quintana y cabecea a gol. 2-1. M. 64. Bolo se escapa por la derecha, centra al segundo palo y allí aparece en solitario Míchel, que fusila con la zurda. 3-1. M. 73. Balón largo de Hierro, Raúl lo amortigua, lo levanta con la derecha ante la salida de Keller y resuelve espectacularmente con la izquierda de media chilena. Árbitro: Mejuto. Amonestó a Helguera, De Quintana y Ballesteros. Unos 50.000 espectadores en el Bernabéu.

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El tanto recordó a todos la categoría de Figo, que jugó con un optimismo desbordante. Se le vio feliz durante toda la noche, más expresivo de lo que acostumbra. En el segundo gol sacó un centro perfecto, a pesar de la dificultad que entrañaba, pues Mingo apenas le dio margen para golpear la pelota. Pero ese balón fue indefendible para los defensas y el portero. A los nostálgicos de Michel se les caían las lágrimas: la misma comba, la misma fuerza, la misma precisión, la misma garantía para un rematador, en este caso Helguera, que llegó en tromba por el segundo palo y cabeceó con saña. Golazo.

No se había llegado al cuarto de hora y el Madrid ganaba por dos goles, lo que habitualmente suele sufrir en carne propia. Su papel fue interpretado por el Rayo, laborioso durante todo el encuentro. A falta de jugadores de clase -Míchel aparte-, el equipo de Juande vive de la organización y de un sentido colectivo que disfraza otras carencias. No se arrugó y obligó a defenderse al Madrid, encantado de hacerlo. El empuje del Rayo daba para acercarse al área y perder el balón allí, con un panorama sensacional para los contragolpes madridistas. Se vieron algunos, pero menos de los que se presumían. Y todo por la dificultad de los centrocampistas para mover la pelota. Helguera mezcló su excelente comienzo de partido con una cierta tendencia a la confusión. Perdió el hilo del juego y perdió numerosos balones. Y Makelele no tuvo presencia, como casi siempre.

El segundo tiempo del Madrid fue más consistente y más nervioso. Todo por el gol que marcó Míchel, libre de marca en un centro que el mediocampista del Rayo remató con violencia. Otro excelente tanto en una noche de goles hermosos. La reacción del Rayo se tomó como un mal presagio por la hinchada del Bernabéu. Pero en cuestión de jugadores, no había nada que discutir. Bastó el tremendo gol de Raúl para saberlo. Voló un pase desde el medio campo que Raúl pinchó con el empeine. Keller salió como un cohete y se lanzó alocadamente a por el balón, decisión que aprovechó Raúl para levantarle la pelota, que le quedó incómoda para el remate: sin ángulo y con mucho bote. Pero allá acudió el Raúl de los mejores días. Se giró y colocó una volea preciosa en la red. Allí se cerró un partido que nuevamente puso de manifiesto la calidad de los delanteros madridistas.

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