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Guardería de medianoche

El centro Gloria Fuertes cuida a 19 niños de familias desfavorecidas cuando las escuelas cierran

El centro de menores Gloria Fuertes es una escuela infantil muy especial. Para empezar, por sus horarios, ya que este local de la calle Infantas, 2 (Centro), regentado por la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida (APRAM), permanece abierto todos los días del año, incluso los festivos, de doce de la mañana a doce de la noche. También porque, además de cuidar a 19 niños de 0 a 6 años procedentes de hogares desfavorecidos y derivados a este centro por los servicios sociales, el centro apoya a sus familias, sobre todo a las madres.El objetivo es ofrecer a mujeres con múltiples carencias (pobreza, cuidado de los hijos en solitario, inmigración...) un lugar donde sus niños permanezcan bien atendidos mientras ellas trabajan o dan los pasos necesarios para resolver sus problemas. Por eso el local, propiedad de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV), permanece abierto, desde septiembre, en horarios en que las escuelas infantiles y los colegios suelen estar cerrados.

Rocío Nieto, representante de APRAM, puntualiza que, aunque su asociación realiza programas de apoyo a las prostitutas, también trabaja para evitar que mujeres sin recursos acaben en la calle. Y el centro Gloria Fuertes, atendido por cuatro educadores infantiles, dos trabajadores sociales, una cocinera y una limpiadora, se incluyen esas tareas preventivas. "Las mujeres que traen aquí a sus niños no tienen dónde dejarlos mientras trabajan o buscan empleo. Se pretende evitar que los chiquillos tengan que quedarse en casas ínfimas sin espacio para jugar y al cuidado de personas poco adecuadas", explica.

"En el centro se aconseja a las madres sobre el cuidado y la educación de los niños y se las intenta ayudar, en la medida de nuestras posibilidades, para que resuelvan sus problemas laborales o de vivienda. También se trabaja para que desarrollen su afectividad con el niño, porque a veces estas mujeres están tan ahogadas por sus problemas que no pueden dar a los críos la atención y el cariño que precisan", añade.

Los niños sólo acuden al local hasta que sus familias resuelven sus dificultades. Unos permanecen un par de horas, y otros más, tiempo. En el centro comen, juegan y aprenden hábitos higiénicos. Para las madres hay clases de castellano, de habilidades sociales y de formación en asistencia domiciliaria.

Ana, de 32 años, lleva a sus dos niñas al Gloria Fuertes desde hace un mes. Ella cría en solitario a sus hijas y necesita el dinero que obtiene con la venta ambulante de ropa. Pero cuando acudía a los mercadillos no tenía con quién dejar a la pequeña, de diez meses, y tampoco a la de 6 años una vez que salía de clase. "Sin dinero para contratar a alguien y sin familia en Madrid, no sabía qué hacer", asegura. Tener a las niñas atendidas en el centro le ha permitido dedicar tiempo a encontrar un empleo como ayudante de cocina, mejor pagado y más estable.

La UE aporta la mitad de los 50 millones que cuesta este proyecto al año y el resto lo paga el Ayuntamiento de Madrid. "Se trata de dar apoyo, no de facilitar un aparcamiento donde dejar al niño. Por eso es importante el trabajo social y educativo con los chiquillos y sus madres. La participación de los padres esperamos conseguirla con el tiempo", concluye Nieto.

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