Una victoria de antemano
Un conjunto de chicos enfermos de distrofia muscular funda un equipo de hockey en silla de ruedas
"Algunos chavales no querían salir de casa y ahora no hay quien les quite un entrenamiento", dice Ramón Alfaro, presidente del equipo de hockey Los Masclets, de Valencia. ¿Y qué?, pensará más de uno. Pues que se trata de un equipo de hockey... ¡sobre silla de ruedas eléctrica! Un conjunto de doce chicos entre 13 y 28 años que superan su enfermedad y apuestan por el deporte. Ante los inconvenientes que arrastra su minusvalía para la práctica de cualquier deporte, el espíritu de superación encuentra en ellos un espacio protegido.El conjunto vio la luz en junio de 1999, cuando Ramón Alfaro se encontraba en Barcelona para el tratamiento de su hijo Vicente. Allí le convencieron para copiar en Valencia lo que ya existía en Cataluña: un conjunto de hockey en silla de ruedas. Pronto comentó la idea en la Asociación Española de Enfermos Musculares, ASEM, en la que conocía a otras familias, y el proyecto empezó a rodar. Tanto que el primer domingo de octubre de ese año, a las 10 de la mañana, un grupo de chavales se reunió en la puerta del Pabellón Universitario para dar cuerpo a su ilusión. Chicos de Valencia, Quart, Massamagrell o Picassent, estudiantes y trabajadores (uno es empresario y otro trabaja en una empresa de rotulación), a los que la naturaleza recibió con una distrofia muscular, pero recompensó con una sobredosis de voluntad y tesón.
Ese domingo comenzaron a entrenar, y así siguen haciéndolo todas las semanas, excepto cuando tienen algún torneo de exhibición. Han estado ya en L'Alcúdia, Carlet, Quart, Paterna, Benicarló y Albacete. Han participado en el primer campeonato interautonómico celebrado este abril en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, en Barcelona, y han organizado, junto a la Federación de Deportes Adaptados, el trofeo Ciudad de Valencia, en junio. Todas ellas competiciones de exhibición, porque hasta la fecha sólo hay cuatro equipos de estas características en España, que no alcanza la tradición de Bélgica, Holanda e Italia: además de Los Masclets de Valencia, el ASEM Santander de Cantabria, y Los Crackers y Guttman de Barcelona. De exhibición fue también este deporte en los juegos olímpicos de Sydney.
¿Y cómo se las apañan para jugar? La mayoría de ellos padece un grado de minusvalía cercano al 80% a causa de una distrofia muscular del tipo Duchenne, una enfermedad muy poco común, genética y degenerativa: las células de los músculos no se regeneran y mueren. "Son enfermos muy concretos, no simples descapacitados. No tienen casi fuerza en los brazos", dice Ramón Alfaro. Ello exige unas condiciones especiales para el juego, en un lugar cerrado por los problemas respiratorios. El stick pesa muy poco, para quien puede llevarlo. El que no, lo lleva adaptado a la silla, verticalmente, mediante un complemento especial. El disco tradicional da paso a una pelota de plástico perforada, y las porterías alteran sus dimensiones: 2 metros de largo y 20 centímetros de alto. Material todo que han comprado ellos mismos. Por lo demás, cuatro jugadores y el portero, dos tiempos de 20 minutos, el reglamento de la federación holandesa y algún choque que otro. Un grupo de voluntarios los acompaña en los entrenamientos.
"El objetivo es darles un aliciente para luchar y vivir mediante el deporte, y eso les ayuda a combatir su enfermedad", comenta Ramón Alfaro. "Supone una superación personal, porque son chavales que se cierran mucho y que jueguen en equipo es un gran logro. Sirve de terapia a las familias y a los chicos les da ilusión, crece su autoestima y se esfuerzan por venir", añade.
"Al principio no quería jugar, porque me parecía aburrido, pero luego te diviertes y haces amigos", dice Julián, de 15 años, quien reconoce los problemas que tienen con "escaleras y bordillos". "Nuestra experiencia personal y humana, y la satisfacción de nuestros hijos son la mejor recompensa", comenta uno de los padres.
Ya lo dicen ellos (Vicente, Santi, Juan, Jorge, Javi, Pablo, Carlos, Joaquín, Jose): ¡Amunt Masclets! Ya han ganado de antemano.
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