Los viejos rojos bailan 'bakalao'
El Partido Comunista Francés celebra su 80º aniversario con una gran fiesta 'techno' en su sede de París
"Marx ataca". Con este lema se han celebrado los actos del 80 aniversario del Partido Comunista Francés (PCF), y principalmente la fiesta con que fueron clausurados el sábado por la noche. Pero la revolución ha de tomar ahora caminos muy distintos. Bajo un gran platillo volante, con una estrella roja, un mensaje entre modernista y extraterrestre se desprendía de los actos programados para resaltar el aniversario de uno de los partidos comunistas más antiguos de occidente.Del 29% de votos que el Partido Comunista Francés consiguió en 1946, tras la guerra mundial, ha pasado al 9,9% alcanzado en las legislativas de 1997. Ya no es tiempo de grandes construcciones ideológicas ni de complejas estrategias políticas: ahora se trata de jugar con la imagen y con la tradición cultural del PCF de abrir espacio a la creación para rehacer posiciones. Así, en el edificio que otrora albergara los debates sobre la "dictadura del proletariado", las puertas se han abierto de par en par para mostrar una exposición de diapositivas sobre arte contemporáneo, otra de carteles referidos a la historia del movimiento comunista, de sus campañas y de sus mítines; y una proyección de películas sobre la historia del partido y los testimonios de los comunistas en Francia.
Pero lo mejor, o lo más llamativo, quedó para el final: bailongo a ritmo de bakalao en el subsuelo, música techno en el hall, y todo con animadores considerados de lo más en la materia: DJ Proze y DJ Rubin Steiner. En medio de ellos, Robert Hue, el secretario nacional del Partido Comunista Francés, que ponía cara de divertirse al escuchar con cascos algunas de las creaciones reservadas al evento.
Esto duró hasta bien entrada la madrugada del domingo, con más de un millar de invitados, entre los que predominaban las jóvenes generaciones. Acercarse a la cultura de los jóvenes es un modo de asegurarse que el Partido Comunista no desaparezca en los albores del tercer milenio, ya lejos de aquel Congreso de Tours de 1920 que dio origen a esta formación. Algunos comunistas históricos se dejaron ver por la fiesta. No así dos ministros del partido en el Gobierno del socialista Jospin: Jean Claude Gayssot (Transportes) y Marie George Buffet (Juventud y Deportes), retenidos en otros lugares por obligaciones diversas.
La sede del PCF ha vivido ya otros gestos de los que harían levantarse de sus tumbas a los militantes de otros tiempos. Así, el esplendoroso desfile de la moda primavera-verano de 2001 de la marca Prada, llevado a cabo en la sede del Partido Comunista en octubre pasado, con profusión de Adriana Karembeu y otras tops models, dio cuenta del cambio radical en estos lugares habituados a la cultura del secreto; una "mutación" como recuerda con frecuencia Hue.
El testigo mudo de estos cambios es un edificio emblemático de París. La sede del PCF, en la plaza del coronel Fabien, es una de las obras diseñadas por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, un nombre universal ligado a la ciudad de Brasilia. Muchos creen que el partido, enfrentado a graves problemas financieros, cederá a la tentación de venderlo, pero Robert Hue ha vuelto a decir que no. Aunque la dirección del PCF quisiera desprenderse del edificio, goza de un nivel de protección elevado y no podría derribarse ni ser modificado.
El futuro del PCF no sólo pasa por definir su papel político y social. Lo que tiene que resolver, a corto plazo, es su desastrosa situación financiera. El propio Robert Hue ha escapado por los pelos a lo que podría haber sido una llamativa condena judicial por financiación ilegal de su partido: la anulación de todo el proceso contra él y otras 17 personas, al borde de que se dictara la sentencia, ha hecho ver la sutileza con que se mueven las cosas en los tribunales cuando la cosa se pone seria para los políticos.
La debilidad del PCF se compadece mal con los gestos públicos de distanciamiento hacia los socialistas que prodigan en los últimos meses. El primer ministro, Lionel Jospin, dedicó una parte de su discurso en el último congreso de su partido a glosar "la originalidad" del modelo político de la "izquierda plural", con el que ha hecho el camino de los tres años y medio que lleva en el Gobierno.
"Los que piensan que comunismo rima con arcaismo se equivocan: rima con modernidad", predica el secretario general comunista.
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