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Goles emocionales

El Club Polideportivo Almería dice adiós tras 17 años de historia y con el finiquito de sus jugadores en suspenso

Nunca pasó de Segunda B. Jamás tuvo más del millar de aficionados asiduos en el campo. Y su rivalidad con el otro equipo capitalino, el Almería Club de Fútbol, ha dividido esfuerzos y ánimos a la hora de auparlo a las categorías más nobles del fútbol español. Lo cierto es que el Poli Almería, como cariñosamente lo denomina su afición, sólo ha tenido una constante en sus 17 años de historia: la falta de dinero.Ese sino catastrófico en lo económico y desencadenante de tres grandes crisis en el club -la actual apunta a ser la tercera y última- ha ido acompañado, no obstante, de esfuerzos deportivos titánicos que le han hecho oler la gloria y ganarse el respeto de los más románticos. La última gran proeza del conjunto rojiblanco tenía lugar justo un año atrás, cuando el 15 de diciembre de 1999 jugó en casa el partido de ida de la eliminatoria de la Copa del Rey contra el todopoderoso Barcelona. El empate a cero ya hizo pensar en el milagro para el partido de vuelta en el Nou Camp. "Desde luego fue uno de los momentos más importantes del club. Estábamos en bancarrota y la suerte de que nos tocara jugar con el Barça nos salvó la temporada. En el partido de vuelta un gol de Xavi en el minuto 88 rompió del todo el sueño", rememora el centrocampista Jose Mari.

La historia del Poli, que ha tenido seis presidentes diferentes, es como una repetición constante del inoportuno gol de Xavi dos minutos antes de que expirara el partido: la liguilla de ascenso vivida en la temporada 1998-99, con victoria en los últimos siete partidos, colocó al equipo a sólo un punto del cambio de categoría, que, al final, tampoco se alcanzó.

Durante la presente temporada la llegada del gerente deportivo Carlos Marsá, que inyectó unos 32 millones de pesetas en cantidades pendientes del 1998-99, llenó de esperanzas el futuro del club. Entre los proyectos de Marsá figuraban, a corto plazo, la creación de una secretaría técnica, gerencia y manager general, crear las bases para una cantera propia de jugadores e iniciar la ampliación de otras disciplinas deportivas.

Pero la retirada del empresario el pasado octubre dejó a la junta directiva sin recursos para poder afrontar un presupuesto. "El proyecto de Marsá no cuajó porque no tuvo paciencia para sembrar y luego recoger. Y los jugadores tienen sin pagar las mensualidades desde el mes de septiembre", explica Pedro Moreno, secretario de la entidad.

Un comunicado del alcalde de Almería, Santiago Martínez Cabrejas, hacía un llamamiento la semana pasada a los sectores empresariales y económicos de la ciudad para que contribuyeran con su aportación económica a "solventar los finiquitos" de los jugadores. El gesto del primer edil fue valorado por muchos como una "ayuda a morir" ante la inexistencia previa de una "ayuda a mantenerse".

Sea como sea, sus jugadores, que se temían quedar fuera del mercado futbolístico, han recibido ya la carta de libertad de manos del responsable en funciones del club, José Pastor. Una licencia que les permitirá aliviar en algo su delicada situación económica porque con ella se les permite fichar por cualquier otro equipo para lo que queda de temporada, incluidos los que militan en el Grupo IV, donde los jugadores del Poli son más conocidos y mantienen cartel.

Pero antes aún tendrán que asistir a la última cita de su club: la del próximo miércoles, día en que el Polideportivo Almería será expulsado de la competición liguera por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). El Poli vive ya un tiempo de descuento donde los goles son sin balón ni red.

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