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Desmantelada una red de pirateo de discos que defraudó 8.000 millones en seis meses

La Guardia Civil ha desarticulado en Madrid una red dedicada al pirateo de discos compactos y videojuegos, a la que se le acusa de cometer un fraude superior a los 8.000 millones en medio año. Los agentes han detenido a 29 personas de nacionalidad extranjera, y se han incautado de 16 torres de grabación de compactos con más de 130 grabadoras, más de 30.000 discos compactos y 50.000 fotocopias de carátulas de discos y videojuegos. Esta operación, según la Guardia Civil, es la más importante hecha en Europa contra la fabricación ilegal de videojuegos y discos.

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La denominada Operación Julia comenzó hace seis meses, cuando los agentes del Grupo de Delitos de Alta Tecnología de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil averiguaron que una red ilegal fabricaba y vendía al por mayor discos compactos y videojuegos pirateados. La investigación comenzó siguiendo los pasos a los vendedores de calle, en su mayoría inmigrantes subsaharianos o suramericanos. Los agentes les siguieron cuando iban a comprar discos piratas para luego venderlos en la calle. Su pista les llevó hasta ocho viviendas del centro de Madrid.El registro de estos pisos corroboró la sospecha: servían como estudios clandestinos de grabación a gran escala de discos y videojuegos. En la operación fueron detenidas 29 personas, todas de entre 20 y 30 años y pertenecientes a diversas nacionalidades -chinos, colombianos, bengalíes e indios- como presuntos miembros de la red.

La banda, dirigida por mafiosos chinos, tenía a inmigrantes trabajando a destajo, día y noche, en la producción de los discos piratas. Por cada unidad, les pagaba 25 pesetas. La organización producía más de 3.000 discos al día y montaba las imitaciones con carátulas fotocopiadas de los discos originales, según la Guardia Civil. Cada unidad pirateada le costaba a la banda 125 pesetas y luego la vendía por el doble. El precio de un disco falso en el mercado ilegal es de 1.000 pesetas. La banda trabajaba a todo ritmo: producía medio millón de copias al mes y, en seis meses, su fraude alcanzó los 8.000 millones.

La red disponía de sellos propios con los que identificaba cada unidad para delimitar su territorio de venta del de otras bandas. Los agentes hallaron 10 tipos distintos de sellos.

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