Una experta dice que la mitad de las maltratadas tiene tendencias suicidas
La mitad de las mujeres maltratadas tiene algún tipo de tendencia suicida y una cuarta parte ha llevado a cabo algún intento de quitarse la vida. Las consecuencias de la violencia doméstica, especialmente las que afectan al terreno psicológico, fueron analizadas ayer por la médico forense y profesora en el Instituto Vasco de Criminología Carmen Baigorri, quien destacó que los agresores llegan a utilizar con las víctimas técnicas "de lavado cerebral" semejantes a las que se usan en la guerra como prácticas de tortura.Baigorri, que intervino en la segunda jornada del seminario sobre violencia contra las mujeres que se desarrolla en la Academia de Arkaute, dividió las formas de maltrato en cuatro apartados: la violencia física, la sexual, el abuso psicológico y el ambiental, aunque subrayó que todos ellos terminan siendo indefectiblemente malos tratos psicológicos. Estas situaciones generan lo que definió como "el círculo de la violencia", que se caracteriza por una creciente tensión en la pareja, que a menudo deriva en agresiones, tras lo cual se produce una reconciliación y un posterior periodo de calma.
El abuso psicológico se define "por un menosprecio hacia los sentimientos y hacia las mujeres en general, amenazas de todo tipo, incluso hacia los familiares, así como manipulaciones con mentiras", lo que, según Baigorri, reproduce técnicas utilizadas en las guerras como instrumento de tortura.
La especialista quiso destacar la existencia de un denominado "síndrome de la mujer maltratada" en el que la víctima cree que se puede salvar la pareja cuando han cesado las agresiones, lo que asemeja esta situación con un "síndrome de Estocolmo doméstico que le impide salir del círculo vicioso". Carmen Baigorri añadió que, como consecuencia de estas situaciones, aparecen tendencias suicidas, "que en muchos casos se limitan a un intento de llamar la atención". En los casos de personas que sufren problemas de autoestima, se produce una dependencia de fármacos o alcohol, junto con ataques de ansiedad.
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