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El regreso de Las Ibéricas

Mujeres pensionistas de Jerez crean un equipo de fútbol y buscan contrincantes

,Muchas no logran acertar en qué equipos juegan Luis Figo o Rivaldo; algunas, ni siquiera saben quiénes son estas estrellas de la Liga, pero eso no les impide pasar sus ratos libres dándole patadas a un balón. Es un grupo de diez intrépidas mujeres de la asociación de pensionistas El Chiquitín, de Jerez, que han cambiado las reuniones de café con pastas y las clases de aeróbic por una cancha de fútbol sala donde dicen sentirse como pez en el agua.

La benjamín de la plantilla tiene 45 años, la más veterana está ya cerca de los 75. Se llama Carmen y, aunque reconoce que, si el entrenamiento se alarga demasiado, empieza a sentir "algunos mareillos", está convencida de que la experiencia la está rejuveneciendo. "Me siento estupendamente", dice de forma categórica, "y hasta mis vecinos me dicen que me he quitado varios años de encima". Cuando se le pregunta por sus preferencias futbolísticas, Carmen recurre a lo práctico: "No soy ni del Real Madrid ni del Betis, soy del que gane".

El polideportivo de la barriada de San Telmo es su cancha de entrenamientos los martes por la mañana y los jueves por la tarde. El resto de la semana disponen de una tabla de ejercicios de mantenimiento que practican en la sede de la asociación y gracias a la cual aseguran no conocer las agujetas. Manuel López, el entrenador de estas amables futbolistas, podría ser hijo de casi cualquiera de sus jugadoras, de las que habla con un orgullo desbordante: "Están muy ilusionadas con el juego y aprenden mucho. Mira, mira cómo le golpean el balón, y la portera empieza ya a tirarse a por la pelota y todo".

Manuel proclama que son el único equipo femenino de pensionistas de Andalucía, "y, muy probablemente de España", algo que les está resultando un serio inconveniente a la hora de disputar partidos oficiales. Hace dos meses que entrenan con férrea disciplina, pero aún no han encontrado un rival de similares características con el que puedan medirse. "A ver si nos sale un contrincante, porque queremos jugar un trofeo de Navidad que ya tenemos preparado", dice el esperanzado mister.

Comienza el entrenamiento. Paqui se coloca bajo los palos y sus compañeras se alinean en el punto de penalti para poner a prueba su habilidad. Se jalean unas a otras y celebran los goles como si les fuera en ello la final de la Liga de Campeones. Manuel les indica desde la banda que no deben quedarse quietas mientras esperan su turno porque se pueden enfriar, así que deciden tonificar sus músculos bailando y entonando la canción de los pajaritos. Y aparece en acción Teresa, la estrella del conjunto. Las demás la llaman Rivaldinha y, a tenor de su estilo y su técnica cuando tira a puerta, parece que se ha ganado la fama a pulso.

Teresa nos revela su secreto, que no es otro que "ver en la tele los partidos de los domingos". Carreras por aquí, balones por allá y termina la sesión de lanzamientos de penalti. Antes de ensayar los pases de balón, María explica, no sin dudas, su posición en el terreno de juego. "Soy delantera, creo", señala antes de que una compañera más entendida le corrija: "No, tú juegas en la defensa".

Los maridos, hijos y nietos han empezado a asistir a los entrenamientos para verlas, aunque todas reconocen que cuando anunciaron en casa que iban a jugar en un equipo de fútbol les tomaron por locas. Ahora, incluso, les aconsejan para mejorar su juego que, aunque algo torpe, empieza a dejar ver buenas maneras. Tienen una equipación flamante, verde y negra, y muchas ganas de jugar. Sólo les falta un equipo contra el que demostrar sus recién adquiridos conocimientos.

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