El juez árbitro rechaza las quejas sobre la afición
El juez árbitro de la final, el sueco Stephane Francine, rechazó ayer las quejas del equipo australiano sobre la actitud del público al considerar que no había vulnerado el reglamento que ordena el silencio para no alterar el juego: "La atmósfera es buena y la gente es muy viva. Quizá ha estado cerca de infringir la sanción , pero hemos lanzado tres avisos y eso no ha ocurrido. Llevo diez años arbitrando en la Copa Davis y siempre es lo mismo".Francine se defendió así de las críticas formuladas por John Newcombe, el capitán australiano, que lamentó que no tomara medidas para frenar a la grada después del partido Costa-Hewitt. Australia, que la próxima vez que juegue en España pedirá un reparto del aforo del 50%, amenazó con una protesta oficial a la Federación Internacional. No lo ha hecho.
Newcombe reiteró sus quejas, pero quizá olvidó algo: Glynn y Cherilyn, los padres de Hewitt; su hermana, Jaslyn, y su novia, la tenista belga Kim Clijsters, desde su palco, a pie de pista, agredieron verbalmente y gesticularon contra Àlex Corretja evocando la última cita en el Masters. Cherilyn aplaudió sus fallos y le gritó: "¡Trágate ésa, Àlex!". Glynn y Jaslyn le insultaron con gestos amenazantes y Clijsters le chilló en el saque o cuando fallaba. "¡Eres muy malo!" ¡Eres raro, Àlex!", le espetó para comentar a Cherilyn: "¡Me ha oído, me ha mirado!".
Javier Duarte, el capitán español, calificó al público de "11" y rechazó las quejas: "El primer día pidieron que cambiaramos de bolas y lo hicimos. Lograron que el juez retirara kilos de tierra batida... No creo que nos dejaran en Australia cortar la hierba. Su médico, Kilderuy, ha pedido ayuda al nuestro, el doctor Cotorro, quien suministró medicamentos a Patrick Rafter. El compañerismo ha sido perfecto. No deben buscar excusas: si ganan, que tiene opciones, que lo hagan justamente. Si no, mala suerte".
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