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Los republicanos de Florida convocan al Legislativo para elegir a los 25 compromisarios

Al Gore luchará hasta que se resuelvan todas las batallas judiciales, incluso aquellas en las que ni siquiera es demandante. Gore se ha negado a prometer un reconocimiento inmediato de la derrota si el Supremo de Florida falla en su contra sobre los recuentos manuales. Así, muestra su disposición a aprovechar toda resolución favorable en los juicios por votos irregulares que empezaron ayer. Pero, por si la justicia sonríe a Gore inesperadamente, los republicanos de Florida han convocado una sesión mañana para poder nombrar a los 25 compromisarios del Estado y forzar la elección de Bush como presidente.

Horas después de que su candidato a vicepresidente, Joe Lieberman, situase el final de la batalla en la resolución del último recurso ante el Tribunal Supremo de Florida, Al Gore hizo una matización de elevado coste político: acatará lo que diga el Supremo, pero no sin esperar a que desemboquen en el tribunal los otros casos pendientes. Gore se refería específicamente a uno: el de los votos irregulares en el condado de Seminola. Ayer, ante una juez de abierta inclinación demócrata, comenzó un juicio en el que simpatizantes del partido de Gore esperan conseguir la anulación de 15.000 votos ausentes mayoritariamente republicanos.Ni Al Gore ni sus abogados están directamente involucrados en esta demanda (ni en otra similar en el condado de Martin) porque su esencia es una contradicción ética para el vicepresidente: es imposible defender la necesidad de contar todos los votos y a la vez tratar de anular otros que le son desfavorables.

Sin embargo, Gore parece dispuesto a aceptar ese regalo de votos llegado el caso. Un periodista preguntó al vicepresidente si anunciaría su derrota en caso de que el Supremo de Florida rechace el recurso contra la prohibición de recuento manual; Gore escogió sus palabras en la respuesta: "Cuando el Supremo resuelva las cuestiones que tiene ahora pendientes, será un punto importante". Pero no decisivo, porque luego se esmeró en explicar la importancia que tienen los juicios de Seminola y Martin.

El juicio por los votos irregulares de Seminola trata de determinar si los miembros del Partido Republicano en ese condado cometieron una ilegalidad al escribir a mano los números de identificación electoral de votantes de Bush que habían olvidado incorporar ese dato en más de dos mil papeletas. "No creo que haya ninguna duda de que se violaron las leyes", aseguró el fiscal demócrata Gerald Richman al comienzo de la vista oral. Los abogados de Bush, que atendían simultáneamente en una sala adyacente un juicio similar originado en Martin, aseguraron que lo único claro "es que este caso se ha llevado a los tribunales con la única intención de cambiar el resultado de las elecciones y el deseo de los votantes".

Los demandantes, todos ellos vinculados al Partido Demócrata, pidieron en principio la anulación de todos los votos ausentes, 15.000 en total, pero ofrecieron ayer un sistema de anulación proporcional que también, sobra decirlo, daría a Gore los votos que necesita para la victoria.

En el frente del Tribunal Supremo de Florida, hoy comienza la vista oral en la que los jueces decidirán en primer término si aceptan el recurso de Al Gore contra la sentencia que impidió los recuentos manuales en varios condados. Primero tienen que aceptarlo a trámite; de lo contrario, Gore estaría contra las cuerdas obligado a reconocer que acepta sin escrúpulos cualquier voto, incluidos los que le pueden dar en Seminola. Si los jueces estudian el recurso, se espera una sentencia en un plazo de 24 a 48 horas, que de nuevo marcará un punto de inflexión en la batalla.

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Presión legislativa

Temerosos de que una lluvia inesperada de votos pueda poner a Gore por encima de Bush, el Congreso y el Senado de Florida han puesto en marcha los mecanismos legislativos para la nominación de los compromisarios. La mayoría republicana de las dos cámaras quiere estar preparada para arropar a Bush si hay reveses judiciales. Aunque los presidentes de ambas cámaras aseguraron que no quieren "ni adelantarse, ni prejuzgar, ni predecir el resultado de las elecciones", la decisión de convocar una sesión especial para mañana sirve para recordar a Gore que incluso con una victoria judicial deberá luchar después una feroz batalla política.

Según la oposición demócrata en el Estado, la decisión es "inadecuada, innecesaria e injusta". En teoría, la sesión especial pretende garantizar que los 25 compromisarios de Florida estarán elegidos para el 13 de diciembre, la fecha tope; en la práctica, los republicanos aceleran en el terreno legislativo para estar preparados ante la posibilidad de que la justicia acabe siendo inesperadamente favorable a Gore.

Los republicanos aseguran que el nombramiento de los compromisarios no se hará hasta el día 13, aunque su intención será nombrarlos según los resultados certificados por la Secretaría de Estado, favorables a Bush.

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