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FÚTBOL Liga de Campeones

El Valencia se despierta a medias

El equipo de Cúper mejoró ante el Panathinaikos, pero tardó en decidirse a buscar la victoria

Durante 15 minutos, Cúper introdujo más talento en su ataque, y el Valencia puso contra las cuerdas al Panathinaikos, que se marchó feliz con el empate. El grupo de Cúper no tanto. Para un rato que se decide a buscar la victoria, para unos instantes en los que el técnico argentino recurre a la calidad de Ilie y Vicente... Lástima que fueran los últimos 15 minutos, que no siempre dan para milagros. Sí dieron, al menos, para lavarle la cara al equipo, que venía muy sucia del último partido.El caso es que el Valencia, que sigue en punto muerto, se agarró a la exhibición defensiva de Djukic para mantener su puerta vacía. No pasa ni una el yugoslavo. El equipo de Cúper intentó seriamente elaborar más su juego, pero lo logró solamente en la primera parte, cuando Baraja estaba más fresco. En todo caso, le sirvió de poco. Le falta calidad arriba al Valencia, como puso en evidencia una vez más Carew, que recibió un hermoso pase en profundidad de Mendieta y lo envió a la papelera como si nada, como si se pudieran transformar en basura pases tan excelsos.

PANATHINAIKOS 0VALENCIA 0

Panathinaikos:Nikopolidis; Saric, Henriksen, Vokolos, Goumas, Fyssas (Olivares, m. 64); Karagounis, Koutsoures (Sypniewski, m. 74), Basinas; Warzycha (Vlaovic, m. 70) y Liberopoulos. Valencia: Cañizares; Angloma, Djukic, Pellegrino, Carboni; Mendieta, Albelda, Baraja, Kily (Vicente, m. 73); Carew (Diego Alonso, m. 87) y Angulo (Ilie, m. 75). Árbitro: Markus Merk (Alemania). Amonestó a Fyssas y Baraja. Unos 50.000 espectadores en el estadio Spyros Louis de Atenas. Segunda jornada de la segunda fase de la Liga de Campeones, grupo A. Crónica por TV.

Por esta vez, el Valencia tuvo más respeto por el balón. Ya no lo escupió a las primeras de cambio, sino que trató de otorgarle un mejor trato. Para ello, Cúper mandó a Bajara atrás para recibir la pelota y para que fuera él quien la distribuyera. Eso se hizo por momentos y el equipo recuperó el crédito perdido en Valladolid la pasada jornada de Liga. En parte también porque, reservado Baraja para la creación, Albelda encontró delimitadas sus labores de rompedor. Además, los laterales, aunque levemente, se atrevieron a pasar de la línea de medios. Así surgió ese pase interior de Angloma que permitió a Mendieta escurrirse hasta la línea de fondo al comenzar la segunda parte.

El Panathinaikos tocó bien en el centro del campo, pero tendió a morir en el último cuarto, terreno que le era completamente hostil. Sobre todo porque Djukic defendió como un cirujano: con limpieza y precisión. El choque, pues, se mantuvo equilibrado y vivo pese al terrible viento que se cernía sobre el Spyros Louis, convertido desde el inicio en un componente más del juego. Uno muy caprichoso, claro. Contra el viento apareció Mendieta, que siempre fue una figura amenazante para los griegos desde sus inteligentes internadas por la derecha. Lástima que ninguno de los dos delanteros (Angulo y Carew) entendiera su astuto lenguaje de ataque. Amagaba Mendieta para dentro y se la daban para afuera; pedía un pase corto, y se lo daban largo. ¿Compenetración?

El Valencia volvió a su desaliño habitual tras el descanso. En gran medida porque Baraja sufrió un bajón físico considerable. Sólo Albelda mantuvo su trabajo de recuperador. El partido entró en punto muerto a mediados de la segunda parte y eso lo aprovechó Angulo para meter la directa. Se marchó por la derecha y su centro atrás lo envió fuera Baraja, que llegaba a puerta vacía pero llegó trastabillado. Angelos Anastasiadis, técnico griego, mandó entrar a Vlaovic en busca del factor psicológico, pues el delantero croata salió el pasado ejercicio del Valencia con cajas destempladas. Vlaovic, en cambio, sigue como el pasado año: fatal. El Panathinaikos lanzó sus últimas naves sobre Cañizares, pero el general Djukic mantuvo la calma sin despeinarse.

Cúper, por fin, buscó soluciones en el banquillo. Sustituyó la brega de Angulo y el Kily González por la clase de Ilie y Vicente, respectivamente, y se notó. Para bien, por supuesto. De las botas del delantero rumano nació la mejor acción valencianista de la noche. Varios quiebros con el cuerpo de Ilie, una cesión a Mendieta y éste lanza un extraordinario pase raso y profundo que deja solo a Carew ante Nikopolidis. Carew, por contra, afeó la jugada: disparó con una inocencia extrema, flojo y a las manitas del meta. Vicente, por su parte, con un par de buenas penetraciones por la izquierda, puso en entredicho la titularidad de Kily González, que está siendo un horror hace muchas semanas.

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