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La última batalla por la Casa Blanca se libra mañana en el Tribunal Supremo de Florida

La vertiente jurídica del enigma presidencial quedará resuelta en el Tribunal Supremo de Florida. Todos los caminos judiciales -inferiores y superiores- conducen hacia los jueces de este tribunal, convertidos en la última esperanza para Al Gore. Los magistrados recibieron ayer las nuevas argumentaciones con las que tratarán de aclarar las dudas planteadas por el Supremo de Washington. Al mismo tiempo, han fijado para mañana la vista oral sobre el recurso de Gore contra la prohibición de recuentos manuales; parece casi imposible que logre la anulación de esa sentencia.

La decisión del Supremo de Washington mostró una abierta inclinación de sus jueces a mantenerse a un margen prudente de la batalla electoral. Sin embargo, su tibieza ha servido para otorgar al Supremo de Florida la capacidad de escribir el epílogo al enfrentamiento judicial. Aunque los jueces de Florida atienden con respeto la petición de clarificación formulada por el Supremo de Washington, sus nuevas argumentaciones servirán de poco. Incluso en el caso de que se retractaran de su decisión anterior (que extendió el periodo para la inclusión de resultados manuales), el resultado práctico sería insignificante porque tan solo aumentaría la ventaja de Bush sobre Gore de 537 a 930.El representante legal de Katherine Harris, Joseph Klock, lo expresaba de esta manera: "¿Qué más da? Es irrelevante que Bush haya ganado por cinco votos o por 2.000, porque a Gore se le ha negado la impugnación", dijo Klock. Ésa es, efectivamente, la clave de las precarias posibilidades de victoria que todavía permiten a Al Gore estirar la batalla. Sus abogados presentaron un recurso contra la decisión del juez que tramitó la impugnación y que les negó la gracia de un recuento manual. De hecho, el recurso ante el Tribunal Supremo de Florida se presentó cuando los abogados de una y otra parte todavía estaban en la sala en la que el juez había leído su decisión.

El Supremo de Florida aceptó ayer la tramitación del recurso, lo que concede a Gore una última oportunidad para defenderse. Pero los expertos creen que es imposible el milagro judicial que Gore espera: la anulación de la sentencia inferior. El Supremo espera hoy las argumentaciones y ha convocado para mañana (cuatro de la tarde, hora peninsular española) la vista oral sobre el recurso.

David Boies, el principal abogado de Gore, volvió a demostrar sus dotes para la comunicación y su habilidad para buscar el lado positivo: "Desde el principio, nuestra posición es que esto debe resolverse en el Supremo de Florida. Por eso nos parece correcto que, al menos, el juez haya decidido con rapidez". Boies es el mismo letrado que la semana pasada trató de forzar el inicio urgente del recuento manual sin esperar a la vista oral en la que debía tomarse esa decisión; el Supremo de Florida le denegó esa petición. Boies llegó a decir que si el recuento manual no empezaba antes del sábado pasado, sería imposible acabarlo antes del día 12, fecha tope para la elección de compromisarios. Ahora, como buen abogado, Boies asegura que habrá tiempo suficiente para el recuento si el Supremo decide a favor de ellos en el recurso.

El problema de Boies y de todo el equipo legal de Gore es el escaso margen para la duda que deja el juez Sanders Sauls en su decisión. En un aspecto particular del caso, el magistrado también consideró ajustada a la ley la decisión del condado de Nassau de entregar a la Secretaría de Estado los datos del primer recuento, que favorecían más a Bush que los del recuento posterior; Boies, en privado, había comentado que "dejaría la abogacía" si era incapaz de ganar al menos esa reclamación.

El único resquicio en la sentencia está en una frase del juez en la que admite la poca fiabilidad de las máquinas usadas para el recuento de votos. Aún así, el equipo de Gore no se obcecará en ese tecnicismo, sino en una verdad objetiva: el hecho de que el juez tomara su decisión sin echar una sola mirada a las papeletas irregulares.

El Supremo de Florida se ha movido con celeridad y parece dispuesto a seguir haciéndolo, lo que propiciaría el final en cualquier momento a partir de mañana. Es cierto que los jueces, de inclinación demócrata, concedieron una victoria inicial a Gore con la extensión del periodo para el recuento manual; pero los magistrados también han tumbado sus argumentos en derrotas pequeñas pero múltiples en las últimas semanas.

Según el juez Sauls, los abogados de Gore no han podido demostrar que un hipotético recuento manual podría cambiar el resultado. Dado que esto es, en términos jurídicos, un hecho demostrado a través de un juicio con testigos, las posibilidades de que el Supremo invierta el sentido de las conclusiones son minúsculas.

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