El día que Franco llevó a Santana y Arilla a El Pardo

Cuando eso ocurrió, transcurría ya 1966. El equipo español había alcanzado la final de la Copa Davis por primera vez en 1965 y había sido derrotado por 4-1 en la hierba australiana. En España el tenis era todavía un deporte eminentemente minoritario y había comenzado a descubrirse gracias a los éxitos de Manuel Santana en Roland Garros (1961 y 1964) y, sobre todo, a la victoria sobre Estados Unidos, en Barcelona, en el camino hacia aquella final. Aquel triunfo sobre los norteamericanos fue aireado a bombo y platillo por el Gobierno. Así, tanto Franco como varios de sus ministros mandaron telegramas de felicitación a Santana, Joan Gisbert, Juan Manuel Couder y Lis Arilla.La euforia de la primera final parecía ya olvidada cuando Santana consiguió su único título de Wimbledon, en 1966. Y fue entonces cuando Franco llamó al Palacio de El Pardo a Santana y Arilla para que jugaran allí un partido de exhibición. Habilitó una vieja pista y levantó un amplio palco en el que se sentaron la mayor parte de los miembros del Gobierno con sus respectivas esposas.

"Nos dijeron que Franco quería vernos jugar", relata Arilla; "a Santana y a su compañero de dobles. Nosotros estábamos ya en la pista cuando ellos llegaron con sus esposas. Nos hicimos unas fotos con los nietos de Franco. Disputamos un set de siete juegos. Después nos ofrecieron una merienda".

Santana se sentó a la izquierda de Franco y Arilla a su derecha. "Hablamos de tenis. Y me pareció que le habían informado bastante bien de todo lo que estábamos logrando los tenistas españoles", agrega Arilla.

Cuando la fiesta concluyó, Franco le comunicó a Santana la concesión de la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Arilla fue distinguido con el título de caballero de la misma Orden, al igual que el resto del equipo español.

Ésa fue una de las pocas veces que Franco presenció en directo un partido de tenis. Arilla no recuerda haberle visto ni en torneos ni en la Copa Davis.