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Luxemburgo, el ex seleccionador de Brasil, admite un "desorden contable"

El ex técnico de la selección brasileña Wanderley Luxemburgo perdió ayer jueves la memoria. No consiguió recordar el origen de 5 millones de dólares (cerca de 1.000 millones de pesetas) no declarados de los nueve millones y medio (casi 2.000) que circularon entre 1995 y 1999 en sus cuentas. Eso aseguró ante la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) del Senado que investiga las irregularidades del fútbol."¡Nueve millones de dólares es un patrimonio inalcanzable para cualquier trabajador brasileño!", exclamó el presidente de la CPI, Alvaro Dias, insatisfecho por las respuestas que a lo largo más de cinco horas de interrogatorio ofreció el ex seleccionador. Luxemburgo se escudó detrás de su "desorden contable" al no haber declarado a Hacienda 30 cuentas bancarias que abrió desde 1995 a 1999, descubiertas a raíz de la suspensión del secreto bancario solicitado por la comisión. Por no recordar ni siquiera recordó el nombre del socio de la única empresa de su propiedad (un concesionario de automóviles) que le vino a la memoria ante los senadores. "No sé, a lo mejor es mi mujer..." dijo.

No obstante, algo bueno le ha traído este problema en el que le ha metido su ex secretaria Renata Alves que lo acusa además de consumir y traficar con drogas, de defraudar al fisco y de implicación con empresarios en negocios ilícitos y en traspasos de los jugadores. "Sólo ahora, con todo este problema, estoy poniendo en orden mi vida contable", aseguró, no sin antes rechazar de plano todas las aseveraciones de su ex secretaria, a la que acusó de querer chantajearlo, pidiéndole 700.000 dólares (casi 140 millones de pesetas) para no denunciarlo. Alves, que tenía un poder parcial de Luxemburgo, compraba y vendía edificios en nombre del ex entrenador y, según éste, se quedaba con muchos de ellos. Por eso, pidió a la CPI que hiciera una valoración sobre las apropiaciones de la ex secretaria. Tampoco admitió tener cuentas ni bienes en el extranjero y dijo desconocer si su esposa Josefa Castro tenía una en Miami. Sí admitió haber recibido ofertas de dinero de empresarios y presidentes de clubes para convocar a jugadores en partidos amistosos y oficiales de la selección. Pero no dio nombres.

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