Jospin desafía a Chirac al forzar el adelanto de elecciones presidenciales

El grupo parlamentario socialista francés se mostró ayer dispuesto a quemar etapas para tramitar a toda velocidad el proyecto que permita celebrar las elecciones presidenciales de 2002 antes que las legislativas, invirtiendo el calendario actual en abierto desafío al presidente de la República, Jacques Chirac, que se opone a la alteración del orden electoral. Los sondeos presentan prácticamente una situación de empate entre Chirac y el primer ministro, Lionel Jospin.

El primer ministro socialista parece decidido a aprovechar ese clima para tratar de asestar un golpe definitivo a la cohabitación. Antes de viajar a Madrid, Chirac discutió de este asunto con Jospin. Ninguno de los dos hombres reveló el contenido de la conversación, pero los servicios del presidente de la República confirmaron que Chirac se opone a la inversión del calendario electoral, estimando que "no deben modificarse las reglas de juego" cuando ya falta poco para las elecciones. Según el orden actual, las legislativas deberían celebrarse en marzo de 2002, y las presidenciales, dos meses después.Chirac tiene pocos medios para oponerse a la ofensiva del primer ministro. La iniciativa para cambiar el calendario corresponde a la mayoría parlamentaria, hasta ahora en manos de Jospin, aunque esa mayoría corre el riesgo de dividirse. Los socialistas no pueden contar, en principio, con los votos de los comunistas ni de Los Verdes, que se han opuesto vivamente a los planes del primer ministro para dar primacía al cuerpo a cuerpo con Chirac, en el que poco tendrían que hacer los candidatos de las demás formaciones.

Algunos diputados socialistas suponen que este enfrentamiento con sus aliados de la llamada izquierda plural tiende a conseguir mayores concesiones en las candidaturas a cambio de retirar su voto contrario en el último momento. Jospin ya tuvo que esforzarse personalmente para convencer a los comunistas de que votaran a favor del Presupuesto para 2001, que aquéllos estuvieron a punto de rechazar.

Sin embargo, y por si los aliados se oponen hasta el final, Jospin busca una docena de votos de la derecha para alcanzar la mayoría absoluta de los 577 miembros de la Asamblea Nacional. François Bayrou, presidente de la UDF, así como otras personalidades centristas -el ex primer ministro Raymond Barre o el ex presidente de la República Valéry Giscard d'Estaing-, ya han adelantado su posición favorable a la inversión del calendario electoral.

El primer ministro ha desencadenado así una crisis casi definitiva para la cohabitación, abriendo lo que de hecho va a ser una larga campaña electoral. Tres días después de "reflexionar" ante el congreso de su partido sobre la conveniencia de que los electores restablezcan "la coherencia del poder ejecutivo", Jospin ha pasado a la acción: su grupo parlamentario ya ha fijado las fechas del 19 de diciembre al 11 de febrero como plazo para tramitar la ley orgánica que permita ejecutar el plan político del primer ministro.

Crisis de las 'vacas locas'

Para los socialistas se trata de restablecer la lógica de las instituciones que emana de la Constitución francesa, en la cual la figura prominente es la del presidente de la República. El propio Jospin se había mostrado muy prudente respecto a esta cuestión, hasta que Chirac trató de dejarle en ridículo ante la opinión pública con el asunto de las medidas de seguridad alimentaria a tomar para impedir la extensión de la enfermedad conocida como de las vacas locas, una cuestión extremadamente politizada que además provocó la catástrofe financiera de ganaderos, mataderos y circuitos de distribución. Un primer sondeo publicado ayer por el diario conservador Le Figaro afirma que dos tercios de los franceses prefieren que la elección presidencial se celebre antes que las legislativas, aunque el 51% de ellos estima que la alteración del orden de las elecciones es "una maniobra política".