La derecha francesa cierra filas ante el inicio del congreso socialista

Trescientos sesenta y cuatro parlamentarios de los partidos de la derecha francesa han firmado un manifiesto en el que piden cerrar filas para abordar la triple convocatoria de elecciones municipales, legislativas y presidenciales que este país vivirá a lo largo de año y medio. La iniciativa se difundió ayer, horas antes de que el Partido Socialista comenzara en Grenoble un congreso sin grandes tensiones internas.

La iniciativa de intentar candidaturas únicas de centro-derecha responde al equipo que trabaja con el presidente de la República, Jacques Chirac. El documento pone de ejemplo al jefe del Gobierno español: "Basta mirar a nuestros vecinos europeos", dicen los firmantes, "para constatar lo que la victoria de José María Aznar en España debe a la construcción del Partido Popular, que ha sabido reunir bajo la bandera de un mismo partido a conservadores, democristianos y liberales". Entre ellos figura Alain Madelin, cabeza del grupo liberal, quien curiosamente acaba de proclamarse candidato a la presidencia de la República y, por tanto, teórico adversario del propio Chirac.El nerviosismo del centro-derecha responde al escaso desgaste del Partido Socialista después de tres años y medio de gobierno. "Este congreso no es el momento de combatir entre nosotros", comentaba el primer secretario del Partido Socialista, François Holland, en los primeros compases de la reunión. No está previsto que se designe un número dos del partido durante este congreso, pero Holland acepta que Martine Aubry "coordine" el proyecto socialista con vistas a las próximas elecciones. La ex ministra de Empleo y Solidaridad, fogueada en el proyecto estrella del actual Gobierno socialista, que fue la implantación de la jornada de las 35 horas semanales, dejó el Gobierno en octubre pasado, oficialmente, para ocuparse de su candidatura a la alcaldía de Lille, y todo apunta a que reforzará su peso en el partido.

Hasta Grenoble, al pie de los Alpes, se han desplazado los 1.200 miembros del congreso socialista, entre delegados electos y personas que tienen derecho a asistir por sus cargos, además de 3.000 simpatizantes. Ni siquiera van a votar la nueva dirección, que será fijada en comicios posteriores, de acuerdo con las cuotas de respaldo que alcance cada propuesta de programa. La de Holland, el primer secretario, llega con el voto previo del 73% de los militantes, Jospin entre ellos. Las otras dos, presentadas como un giro a la izquierda, corresponden a Henri Emmanuelli -ex tesorero del partido sufrió las consecuencias judiciales del caso Urba- y a Izquierda Socialista, cada una de ellas respaldada por el 13% de la militancia.

François Holland es candidato a su propia sucesión y dice estar dispuesto a formar un equipo plural. Jospin, Holland, Aubry: esta tripleta de dirigentes, a los que pudiera añadirse la actual ministra de Empleo, Elisabeth Guigou, se apresta a consolidar sus posiciones a la cabeza de la mayoría del Partido Socialista. Habrá algunas concesiones a los grupos que se reclaman más a la izquierda, pero no al ministro de Economía, Laurent Fabius, que hace sólo una semana llamó la atención contra el exceso del gasto público.