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Tribuna:EL ASESINATO DE ERNEST LLUCH
Tribuna
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El tiempo de Lluch

Había muchas personalidades en Lluch y todas tenían su vis atractiva. Por eso tantos lo hemos sentido tanto. Profesores y alumnos, políticos y empresarios, sanitarios y futboleros, editores y feriantes, vascos y valencianos, catalanes de l'Hospitalet, Girona o Vilassar.Cuando llegué a Barcelona, el año 66, para empezar Económicas, a él lo expulsaban por apoyar al Sindicato Democrático de estudiantes, en un año especialmente conflictivo con el encierro en el convento de los padres Capuchinos de Sarriá. El encuentro se produjo años más tarde, ya en Valencia, adonde él y yo nos trasladamos, él como profesor, yo todavía como alumno, hasta acabar la carrera, en cuyo viaje fin de curso de la 1ª promoción de la Facultad de Ciencias Económicas lo recuerdo, sentado en una hamaca de la cubierta del Canguro Génova-Barcelona, charlando abiertamente, la noche de San José del año 1971.

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Contra el terror

Su letra la "veo" todavía en las pintadas que realizó en algunos de los muros de varias calles del tradicional barrio de Russafa de Valencia, por donde vivía y donde con motivo de las primeras elecciones democráticas, estimulaba la participación en favor del partido de los socialistas valencianos.

En la Sociedad Económica de Amigos del País, bajo la dirección de Joaquín Maldonado, de quien en un ejemplar de L'Espill hacía público reconocimiento, impulsó, al lado de Pascual Carrión y Manuel Sanchis Guarner, entre otros, la renovación que se llevó a cabo, para 1976, año en el que se conmemoraba el segundo centenario de la fundación de esta benéfica institución del tiempo de la Ilustración.

En el Gabinete Sigma, con Vicent Ventura y Ricard Pérez Casado, propició la realización de los primeros trabajos sobre la realidad económica valenciana, en los que se contaba ya con los economistas recién salidos de la Facultad, como José María del Rivero o Miquel Àngel Fabra, llevando a cabo por ejemplo, el de Urbanismo Comercial en Valencia, realizado en 1977.

En los premios de Octubre de 1975, lo recuerdo, en lo que era la piscina Valencia, junto a Vicent Soler, siempre próximo a él, iniciando la revisión fusteriana por la vía valenciana, que siempre Lluch intentaba. En ocasiones con escaso éxito, como cuando buscaba concomitancias, para mi inexistentes, entre el Barça y el Levante, sin duda, influido por el color de los equipajes. Aquí, las peñas de las comarcas, poco o mucho, entiendo son del Valencia.

Los empresarios del sector sanitario, conscientes de la necesidad de la reforma que inició, lo estimaban, como recuerdo de Joan Uriach, propietario de los laboratorios del mismo nombre y por entonces presidente de Farmaindustria, y en aquellos días Ramón Cerdá le hizo entrega el 22 de mayo de 1986, de la Medalla de Oro de la Feria de Valencia, por su apoyo decidido y continuado tanto a Expofarmacia, como a la Institución ferial, que periódicamente visitaba.

Recientemente visitó Valencia y la Universitat, con motivo de la conmemoración de la detención de los 10 de Alaquàs, entre los que se encontraba, de la presentación de un ejemplar de L'Avenç, en cuyo consejo asesor figuraba, de un curso que impartía en la Fundación Cañada Blanch, y de la presentación del Diplomatari sobre la familia Borja. Siempre accesible, imaginativo, profundo y disperso se mostraba Lluch. Era un lujo disfrutar de sus enseñanzas y de su tiempo. Conocerlo y poder estimarlo. Con afectos que son los nuestros, a lo largo de 30 años, y que en el acto en su memoria en el Paraninfo, con tantos compañeros alrededor, se nos han puesto dramáticamente de manifiesto.

Alejandro Mañes es gerente de la Fundación General de la Universidad de Valencia.

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