La resaca del cierre del acelerador LEP en el CERN
Cerca de 400 personas llenaron ayer hasta los topes el anfiteatro del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), junto a Ginebra, para escuchar las explicaciones del director del centro, Luciano Maiani, acerca de su controvertida decisión de cerrar definitivamente el acelerador de partículas LEP para dar paso a la nueva máquina experimental LHC. Se han interrumpido así los experimentos para confirmar o refutar los indicios de la partícula elemental Higgs.
La intervención de Maiani fue fuertemente contestada en el turno de preguntas, según varios de los científicos presentes. Éste habló durante media hora al personal del CERN haciendo hincapié en la necesidad de mantener el calendario de construcción de LHC y apuntó el coste (unos 10.000 millones de pesetas) de mantener abierto el LEP el año próximo durante seis meses, como habían propuesto los físicos, según informó un portavoz del laboratorio. Tras la sesión celebrada en inglés, el acto se repitió en francés.La gran mayoría de las intervenciones, aproximadamente una veintena, tras la explicación de Maiani, fueron muy críticas -y muy aplaudidas por el público- tanto con la decisión tomada por el director del CERN como con el procedimiento seguido para tomarla. Varias intervenciones destacaron que el cierre definitivo del LEP se había decidido sin tener en cuenta el interés científico de la investigación en marcha y el riesgo de perder un gran descubrimiento, el Higgs, que podrían estar rozando los científicos europeos.
Tras hacerse pública la decisión de Maiani de acabar con LEP, centenares de físicos del CERN, con el apoyo de muchos colegas de Europa y de Estados Unidos, dedicaron la semana pasada a defender sus argumentos científicos para continuar los experimentos. Unas 1.500 firmas a favor de abrir LEP en 2001 se recogieron en tres días. Cuando el viernes pasado el comité del consejo del laboratorio no alcanzó consenso para variar el programa científico vigente -lo que significaba no abrir LEP el año que viene- y Maiani anunció su decisión definitiva de desmantelar el viejo acelerador, la sensación de tristeza, desolación y frustración invadió el laboratorio y las comunicaciones electrónicas que mantiene esta comunidad científica. Los comentarios de serio pesar por lo que se consideró "un día negro en la física internacional" surgieron a ambos lados del Atlántico.
En esa reunión extraordinaria del consejo del CERN se manifestaron radicalmente en contra de modificar el programa para poder seguir trabajando con el viejo acelerador unos meses el delegado alemán, el francés y el holandés; otros países (Finlandia, Dinamarca, Eslovenia, Hungría y Portugal) estuvieron de acuerdo aunque con posiciones más flexibles; a favor de continuar con el LEP se declararon España, Austria y Bélgica, mientras que otros países o no se pronunciaron abiertamente o eran partidarios de no tomar una decisión hasta el mes próximo (Reino Unido, Noruega, República Checa, Suecia y Suiza).
La delegación española argumentó que las decisiones que afectan a una organización científica deben ser tomadas sobre la base de criterios científicos y que los burocráticos, por importantes que sean, ocupan un segundo lugar. Los físicos que trabajaban hasta ahora en los experimentos del LEP se incorporan ahora a la preparación de los detectores del LHC.
Acerca del calendario del LHC, que debe estrenarse en 2006, Maiani dijo que no presenta retrasos. Los jefes de los dos detectores que se instalarán en el nuevo acelerador, Atlas y CMS, ratificaron esa afirmación aunque reconocieron que algunas partes cruciales de los mismos probablemente no estarán listas en las fechas previstas.
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