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Conmoción en el fútbol italiano

Un jugador de Segunda División, en coma tras recibir un puñetazo de un futbolista del equipo rival

Nuevamente el fútbol en el banquillo. Nuevamente una historia absurdamente violenta ensombrece el espectáculo deportivo más amado por los italianos. Esta vez el escándalo no se refiere a los hinchas, sino a los propios jugadores, dos de los cuales fueron protagonistas el domingo de un grave incidente cuyas consecuencias pueden serlo aún más. Francesco Bertolotti, de 33 años, jugador del Módena, un equipo de la Segunda División del fútbol italiano, estaba ayer en estado de coma después de haber sido sometido a una operación quirúrgica de tres horas para reducirle un hematoma craneal, provocado por la agresión de un rival de juego, Massimiliano Ferrigno, de 26 años, jugador del Como.Según el parte médico difundido por los especialistas que atienden a Bertolotti, el jugador conseguirá probablemente salvar la vida pero se descarta completamente que pueda volver a jugar. Ferrigno, por su parte, deberá responder a la acusación de lesiones personales gravísimas y omisión de socorro. El presidente del Como, su equipo, ha declarado ya que no lo quiere en sus filas, mientras la opinión pública le señala con el dedo y hasta el órgano de prensa de la Santa Sede, L'Osservatore Romano, le critica duramente en un editorial en el que lamenta el mal ejemplo dado por un jugador que es precisamente el capitán de su equipo.

La agresión que ha conmocionado al deporte italiano ocurrió en los vestuarios del estadio de Sinigaglia, en Como (norte de Italia), aproximadamente una hora después de finalizar el encuentro entre el Como y el Módena, que terminó con el resultado de 1-0. Fue un partido difícil, con dos expulsiones, una de ellas la del agresor Ferrigno, bajo la acusación de haberle dado un codazo a Bertolotti. Hinchas de uno y otro equipo se enfrentaron fuera del estadio de fútbol y la policía tuvo incluso que intervenir. Pero entre los futbolistas, la cosa pareció quedar zanjada enseguida y, al final del encuentro, el jugador del Módena restó importancia a la conducta del capitán del Como, convencido de que el codazo había sido involuntario. No fue así. Cuando los jugadores se preparaban para abandonar el campo después de haberse cambiado de ropa, Ferrigno se presentó de pronto en la zona ocupada por el equipo visitante y con total frialdad le lanzó un puñetazo a Bertolotti, que cayó al suelo golpeándose en la cabeza. El golpe fue tan fuerte que el jugador perdió el conocimiento y sufrió incluso una parada cardiaca. Avisada una ambulancia, Bertolotti fue atendido primero en Como y más tarde trasladado al hospital de Lecco, dotado de un departamento neurológico moderno donde fue operado después de la medianoche para salvarle la vida. Los médicos se reservan el diagnóstico, al menos de momento, por temor a que las condiciones del jugador, que sigue en coma, puedan sufrir un agravamiento inesperado.

La situación de Massimiliano Ferrigno no parecía ayer mucho más envidiable. Encerrado en su modesto piso, asediado por reporteros y curiosos y pendiente de la decisión judicial, que no será, es seguro, nada benévola. Nadie entiende la reacción de Ferrigno, que para sus compañeros del Como sólo puede explicarse como un raptus de folia, un ataque de locura, de rabia, por el altercado precedente, en el campo.

Ayer el incidente mereció la condena unánime de jugadores, comentaristas deportivos y directivos futbolísticos, pero los juicios se dividieron a la hora de ir más lejos en la búsqueda de culpables. Para algunos, como para Sergio Campana, presidente de la asociación que agrupa a los futbolistas, el incidente del estadio de Como es sólo un síntoma más del mal que aflige al fútbol, en el que reina la impunidad con demasiada frecuencia. Otros, como el presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Luciano Nizzola, juzgan lo ocurrido a Bertolotti como "un caso gravísimo" que no tiene, sin embargo, relación directa con el fútbol: "Ocurrió una hora después del partido y fuera del terreno de juego".

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