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El Real enseña sus entretelas

El Teatro Real enseñó ayer hasta sus entretelas. Desde la parte trasera del escenario a la ducha del camerino de la diva, más de dos mil personas visitaron gratis el edificio, con motivo de la jornada de puertas abiertas para conmemorar el 150º aniversario de su construcción. Melómanos con bolsillo estrecho, aficionados a las rondas culturales de domingo, ociosos y algunos despistados coincidieron en una fila que seguía siendo interminable cuando el teatro echó la cancela a las seis de la tarde (ocho horas después de la apertura).Los miembros de la Asociación de Amigos de la Ópera ejercieron de guías voluntarios con los dos mil visitantes largos que curiosearon entre bastidores, repartidos en grupos de 20 personas. La mayoría del público gozó, sobre todo, con el lujo de la segunda planta, repleta de salones con tapices de los siglos XVII y XVIII, cuadros de los reyes que intervinieron en la vida del Teatro Real, alfombras de incalculable valor, espejos y lámparas resplandecientes. "Les gusta que se parezca a un palacio; cuanto más lujo, mejor", comenta Irene Moreno, una cicerone de 28 años.

El coliseo ofrece visitas guiadas de martes a domingo por 500 pesetas, pero el interés de ayer estaba justificado por algo más que el gratis total: los espectadores pudieron adentrarse en zonas habitualmente prohibidas, como la sala de ensayo de ballet, una habitación gigantesca tapizada de espejos y barras y un piano al fondo; la de preparación para la puesta en escena -"la joya del teatro", según los propios artistas- con las mismas dimensiones que el escenario principal; el taller de sastrería, que garantiza un viaje al pasado y a la fantasía de los cuentos; y los austeros camerinos, donde los visitantes más imaginativos vieron ayer a Plácido Domingo ante el espejo esperando los últimos minutos antes de empezar la función. "Nos preguntan si los artistas tienen caprichos desmesurados como los cantantes de rock, y nosotros les desilusionamos porque en realidad son bastante sencillos", explica el jefe de prensa del Real, Juan Marchand.

Otra pieza deslumbrante del edificio es el restaurante, en la segunda planta, cuyo techo, por un sistema de fibra óptica, es una réplica exacta del cielo que Madrid lució el 11 de octubre de 1997, fecha de reapertura para la ópera del Teatro Real. Porque en el edificio no sonó el bel canto durante 70 años. Ayer acudió a la visita un anciano que dijo haber presenciado La Bohème, el día de la clausura. "Nos ha contado que entonces era muy niño, pero que su padre le consiguió una entrada por cinco duros; se ha emocionado cuando ha vuelto a pisar aquí", destaca Moreno.

A la fiesta de la ópera no le faltó ni el conato de motín, el que se organizó cuando un empleado del Real calculó la cantidad de visitantes que entrarían hasta las seis de la tarde, con lo que dejó fuera por lo menos a un centenar de personas. "Si lo abrieran más veces no se formarían colas, porque, claro que nos gusta la ópera, pero no podemos pagarla", se lamentó un visitante.

Puccini, Donizetti y Falla, en la fiesta

Los fastos organizados por el 150º cumpleaños del Teatro Real van mucho allá de una jornada de puertas abiertas como la que se celebró ayer. Las conmemoraciones previstas proseguirán, al final de la temporada, con representaciones de piezas que han marcado la trayectoria del teatro.La fecha elegida para la gran celebración es el 21 de julio y han confirmado su presencia Puccini, Donizetti y Falla, entre otros autores. "Hemos preparado una emotiva función en la que se representarán fragmentos de La Favorita, ópera fundamental para la historia del Real, ya que sirvió para inaugurarlo en noviembre de 1850", anuncian los artífices del programa.

La fiesta operística incluirá, también en su programación, "momentos de la ópera La Bohème, con la que el teatro cerró sus puertas en 1925, para no volverlas a abrir a la ópera hasta más de setenta años después", detallan.

Y el tercer protagonista del aniversario del Teatro Real se completará con Manuel de Falla, ya que su pieza La vida breve sirvió para levantar el telón del recinto el 11 de octubre de 1997, cuando se reabrió el edificio, reformado por entero.

Toda la lírica española estará representada. Entre otros estará el barítono Carlos Álvarez -"triunfador en Las bodas de Fígaro de la primera temporada del Real y en Hernani, el pasado mes de julio"-.

Hasta los niños tendrán un apartado en el cumpleaños del Teatro Real. Los más pequeños podrán disfrutar de La serva padrona, de Pergolesi.

Eso sí, para presenciar la fiesta operística programada para el mes de julio -de las 10.30 hasta las 18.00- sí que habrá que pasar por taquilla.

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