El Espanyol liquida a un Athletic ramplón
El Espanyol despachó a última hora al Athletic más ramplón y anodino que se haya visto en Montjuïc, donde el equipo bilbaíno siempre había puntuado. Ayer estuvo a punto de hacerlo. Pero, resultado e hipótesis al margen, ofreció una imagen decepcionante. Tanto, que acabó contagiando al Espanyol, que tampoco tuvo su día más brillante. Por momentos se jugó al pelotazo va, pelotazo viene.Se echó de menos la ascendencia que Guerrero tuvo en otros tiempos en el juego de su equipo. Los de Rojo trataron de vivir de las acciones aéreas, es decir, de Urzaiz. Pero, como el espigado delantero perdonó en dos ocasiones los titubeos de Mora en sus salidas, el Athletic poco más hizo por llevarse los tres puntos.
Por arramblar uno, sí. Porque presionar presionó de lo lindo en el centro del campo. Hasta el punto de que Flores tuvo que cambiar al completo esa línea para afrontar la última media hora. Pero el Athletic apenas trabó su juego desde atrás. Prefirió utilizar su artillería para asistir a Urzaiz o, simplemente, sin elaboración previa alguna y sin tratar de buscar huecos en la defensa del Espanyol, dejó que Etxeberria o Javi González se ganaran la vida como pudieran frente a la defensa local.
Otro detalle que evidenció la tibieza del juego del Athletic fue la indolencia con la que asumió el primer gol. Como si nada. Lafuente se quedó vendido en un balón que cruzó toda la línea defensiva vasca y que acabó rematando Pochettino adelantándose a su marcador. A continuación, Urzaiz perdonó dos veces: su primer cabezazo lamió el travesaño y el segundo se le fue fuera cuando Mora se había quedado, otra vez, a media salida.
El Athletic presionó territorialmente en la segunda parte, pero continuó muy remiso en la elaboración de su juego. Después de alcanzar el empate se dio por satisfecho y hubo instantes en los que arreció el intercambio de pelotazos. El Espanyol, renovada su línea de centrocampistas, se rehizo mientras que el Athletic reforzó su talante reservón. Tamudo perdonó una clara ocasión. Fue el primer aviso. Y, a poco para el final, la defensa bilbaína volvió a zozobrar ante una acción individual de Martín Posse, que asistió a Sergio. El canterano decidió el partido y dejó al Athletic maldiciendo su suerte.
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