Hervás Amezcua exhibe pinturas inspiradas en el mundo celta
Antonio Hervás Amezcua presenta En el espejo de la Princesa, una exposición de pinturas realizadas junto a las excavaciones del Parque Arqueológico Europeo de Bliesbruck-Reinheim, situado en una zona fronteriza entre Alemania y Francia. La exhibición, que permanecerá abierta en la sala de exposiciones del BBVA (Bergara, 11) hasta el 25 de noviembre, se acompaña de piezas halladas en la tumba celta de Reinheim.El título de la exposición hace referencia a un espejo de bronce hallado, junto al resto de las piezas que componen el ajuar funerario, en la tumba celta de Reinheim (400 años antes de Cristo) cuya singularidad es que pertenece a una mujer. "La mujer en el mundo celta no podía tener rango de druida, pero existían algunas mujeres relevantes dentro de la jerarquizada estructura celta. La hemos llamado Princesa". Otras piezas halladas en la tumba y que pueden contemplarse junto a los cuadros de Hervás Amezcua son brazaletes, pulseras, anillos, una bandeja y un cántaro decorado de metal. "Aunque se tenga la creencia de que en la cultura celta todos los objetos eran de uso y realizados con material efímero, a partir del siglo V antes de Cristo empezaron a copiar el arte de los pueblos griegos y etruscos", dice el creador.
La pintura de Hervás Amezcua, nacido en Jaén en 1951, pero afincado en Gavà desde 1966, se caracteriza por la recreación de paisajes de ambiente gélido y misterioso. Su pintura, que también puede verse en la galería Kreisler (Valencia, 282), tiene un gran enlace con la mitología germánica y escandinava a pesar de sus orígenes andaluces de proyección mediterránea. "Aunque mis paisajes parecen más bien abstracciones he intentado integrar los elementos celtas de manera que fueran reconocibles", explica el artista.
