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Tribuna
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El Genal

Desde el El Refugio, se domina todo el valle del Genal. A la caída de la tarde, cuando sube algún penacho de humo de hogares encendidos en cortijos lejanos, o rompe el pesado silencio el ladrido de los perros, el baile de miles de millones en los presupuestos andaluces, los ataques de la derecha porque se copian párrafos enteros de los del pasado año, como si no se hiciera lo mismo en los municipales de Cádiz, la verborrea política porque es insuficiente el esfuerzo inversor o que Magdalena Álvarez tilde de "cobardía" la actitud de Teófila Martínez por no querer debatir con ella, se convierte todo en una anécdota.Ni tan siquiera que se haya cogido in fraganti a los populares granadinos, mintiendo como bellacos, en el sucio asunto de la cancelación de crédito por La General. Es otro mundo, otra forma de entender la vida y todo parece lejano desde este refugio de Genalguacil, el pueblo museo, que vive al ritmo cadencioso de los toques horarios de la Iglesia.

En los largos paseos bajo castaños reventones de frutos y alcornocales descorchados, con las heridas ocres abiertas al sol, con el valle a los pies, puede entenderse que los alcaldes y la población se hayan opuesto, una y mil veces, a que se construya el pantano del Genal. Aunque sólo fuera para que los urbanitas podamos ensanchar nuestro enfermizo corazón bien vale seguir en la lucha.

Pero, sobre todo, por quienes están convirtiendo estos pueblos -acciones Leader y Proder- en refugio de calidad de vida. No sólo ya Genalguacil, sino Benalauría, con La Molienda; Isidro y Paco dando vida a una cooperativa que nos mete en el cuerpo nuestra historia como andaluces y hacen una apuesta por el futuro, a los pies de la milenaria almazara, en el museo étnico. Pueblos que han cambiado pero sin renunciar a las raíces. Cada visitante del Genal es un luchador en potencia para que no se construya el pantano.

La única reflexión en El Refugio, con unas castañas al brandy en la copa, cuando ya la noche hace asomar las primeras estrellas, no puede ser otra, como diría la canción: siempre nos quedará el Genal, si es que no nos lo joden.

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