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Patinazo diplomático en cadena por las felicitaciones a Bush

No sólo Al Gore cogió el teléfono en la madrugada de ayer para felicitar a George W. Bush por su supuesta victoria. Guiados por la credibilidad de las mejores televisiones estadounidenses, líderes y políticos de todo el planeta se apresuraron a felicitar a Bush ante una victoria que parecía firme. Desde China a Alemania o la Unión Europea, sus dirigentes pronto se hallaron ante un importante patinazo diplomático. Y tuvieron que dar marcha atrás o callar.

"Te conocemos como un gran amigo de nuestro pueblo y esperamos continuar esa amistad", aventuró el presidente alemán, Johannes Rau, en su mensaje a Bush. Pocos minutos después, su portavoz no sabía muy bien cómo deshacer el entuerto y pasó un mal rato intentando parar en los medios alemanes la transmisión del comunicado. "¿Qué podemos hacer? Es complicado. Uno quiere estar entre los primeros en felicitar al ganador y en enviarle los mejores deseos", se lamentaba el portavoz. Todo ello mientras el canciller Gerhard Schröder posponía su declaración ante la prensa.También bastante lejos llegaron Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea, y el francés Jacques Chirac, quienes ensalzaron a Bush en sus mensajes apresurados. Mientras Prodi auguraba a Bush una profundización "de las relaciones estratégicas" con Estados Unidos, Chirac se felicitaba en su mensaje "ante la perspectiva de trabajar con él en el reforzamiento de la entente franco-americana".

Rusia y China también expresaban su deseo de trabajar con el nuevo presidente republicano. Las felicitaciones de Japón también fueron efusivas. Y los mercados financieros europeos, por su parte, se vieron sacudidos por vaivenes continuos cada vez que cambiaban los titulares en televisión. Los intercambios de acciones, que habían favorecido una victoria de Bush, empezaron con ganancias, mientras que los bonos, que temían que los planes fiscales del candidato republicano subieran la inflación, tuvieron pérdidas. El euro se debilitó ligeramente.

Entre tantas felicitaciones, también hubo algún lamento sonado. El primer ministro sueco, Goran Persson, dijo: "Es una pena". Y el ministro belga de Exteriores, Louis Michel, expresó su decepción y el temor a "un riesgo de que se relance la carrera de armamentos". Quien sí supo curarse en salud fue el ministro de Exteriores británico, Robin Cook, que declaró: "Felicito a George Bush -si se confirma que gana-, con el que deseamos trabajar manteniendo para el Reino Unido el papel de puente entre América y Europa".

El mundo, en resumidas cuentas, se encontró ayer con que todos los planes condicionados a la victoria de un candidato en EE UU se vieron tocados. Desde seminarios convocados ayer sobre el futuro de Estados Unidos con un nuevo presidente hasta el libro con la biografía del futuro dirigente, que la editorial Simon and Schuster tenía previsto lanzar ayer, las previsiones se vieron tocadas. Todo en suspenso hasta que se despeje la incógnita.

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