Daewoo quiebra tras el rechazo sindical a reducir la plantilla una quinta parte

Los acreedores de Daewoo Motor, segundo fabricante surcoreano de automóviles, cerraron ayer el grifo de los créditos y la empresa se declaró en quiebra. Asfixiada por una deuda superior a los 10.000 millones de dólares (1,94 billones de pesetas), Daewoo pretendía acometer un plan de reestructuración que la hiciese atractiva a su próximo propietario, posiblemente el fabricante estadounidense General Motors. Los sindicatos se han opuesto a la reducción de 3.500 empleos, aunque la empresa no interrumpirá su actividad.

Las negociaciones de última hora que mantuvieron ayer representantes de la empresa y de los trabajadores no dieron fruto y Daewoo tomó la decisión de declararse en bancarrota, la mayor que se ha producido nunca en Corea. Eliminar 3.500 puestos de trabajo de los 19.000 que tiene la empresa (casi un quinto de la plantilla) y recortar salarios fueron las condiciones que proponía la dirección para adecuar la empresa a la operación que próximamente la pondrá en manos de otra compañía del sector, posiblemente la estadounidense General Motors y su socia italiana Fiat.La decisión final de declararse en quiebra se produjo ante la incapacidad de Daewoo de afrontar un crédito de 39 millones de dólares (7.566 millones de pesetas) que había suscrito. Además de ese préstamo, la empresa debía abonar esta misma semana otros 70,1 millones de dólares (13.599 millones de pesetas). Las continuas deudas contraídas ya la llevaron a declararse en quiebra el año pasado, pero logró remontar gracias a nuevos créditos. Éstos consiguieron salvar tanto a Daewoo Motor como a las otras 11 empresas que componen el grupo Daewoo.

Aunque los sindicatos rechazaron el proyecto de reestructuración, se comprometieron a que los trabajadores continuarán su actividad. En un comunicado hecho público ayer, la empresa considera que "es más beneficioso mantener su actividad, al ser su valor en funcionamiento mucho más elevado que el valor intrínseco de sus activos".

Declarar la empresa en bancarrota supondrá que un administrador judicial se hará cargo de su gestión, en caso de que los tribunales decidan que ésta es la mejor opción (la alternativa sería subastar los activos de la empresa). Los acreedores ven con buenos ojos la gestión judicial como una salida positiva al estancamiento en que permanece Daewoo. El presidente de Korea Development Bank, su principal acreedor, aseguró ayer que la bancarrota tendría un impacto positivo en el esfuerzo de los acreedores por vender la empresa. Hasta la dirección de Daewoo se muestra esperanzada en que la intervención judicial "gestione de manera más estricta esta situación para defender el interés de los acreedores y para garantizar la operatividad de la empresa". También los analistas creen que será la solución menos mala. "Si se somete a la administración judicial, la justicia es la que gestiona, lo que probablemente otorga a los acreedores mucho más poder", cree Mark Barclay, analista de Samsung Securities. Según Barclay, dejar a Daewoo en manos de un árbitro judicial no supone una amenaza para su futura venta.

Posibles compradores

De momento, la nueva situación de Daewoo no ha entorpecido el posible trato con General Motors. El fabricante estadounidense y su socio italiano Fiat continuarán estudiando su adquisición, según declaró el director general de Fiat, Roberto Testore. No obstante, Testore reconoció que la situación de Daewoo es más delicada tras la quiebra. Los acreedores de Daewoo negocian venderla a General Motors desde el mes pasado. Daewoo Motor, la joya de la corona de lo que una vez fue el segundo conglomerado de Corea del Sur, es la víctima de más alto nivel que ha dejado tras de sí la crisis financiera que comenzó a atenazar el continente asiático en 1997.Desde ese año, otros dos fabricantes de automóviles surcoreanos han caído como consecuencia de esta crisis: Kia Motors, que más tarde fue vendido a Hyundai, y Samsung Motors, que se declaró en quiebra el año pasado.