Celta y Rayo viven con temor los partidos de vuelta
Un 1-0 lleva el Rayo a favor y un 1-0 el Celta en contra. Deberían existir dos lecturas bien distintas para el mismo resultado, más que nada porque para uno, el Celta, la remontada es obligatoria, y para el otro, el Rayo, cualquier empate resulta un triunfo. Pero ambos equipos ven el panorama con idéntica prudencia. Del Celta, que recibe en Balaídos al Estrella Roja, se han apoderado las bajas, que por un motivo u otro dejarán fuera del equipo a siete jugadores. A saber: Djorovic, Juanfran, Sergio, Manolo, Berges, Edu y Karpin. El gol encajado en Belgrado ha disparado la alarma en Vigo, donde nadie acaba de estar convencido de que al equipo no le pueda la urgencia.Urgencia, sin embargo, no debería tener el Rayo, que viajó ayer a Dinamarca para enfrentarse al Viborg, un modesto equipo de la modesta Liga danesa al que superó en Vallecas por un solitario gol de Quevedo. Pero resulta que en el Rayo hay quien ha mostrado su temor por elementos tan imprevisibles como el frío, la lluvia o el hielo y por otros, más mundanos, como la dureza con la que el Viborg se empleó, según comentan, en Vallecas. Juande Ramos tuvo tiempo en las tres horas de retraso con las que el avión salió de Barajas, de darle vueltas al asunto y de llegar a la conclusión de que "esas excusas no valen".
Menos problemas, por no decir ninguno, tienen los otros dos supervivientes españoles de la competición. El Espanyol ya hizo los deberes en la ida, en Montjuïc, y el 4-0 conseguido ante el Grazen convierte en una anécdota el viaje a Austria, por mucho que Paco Flores, técnico blanquiazul, recuerde el doloroso ejemplo del Zaragoza, que en la primera ronda cayó ante el Wisla polaco después de haber ganado 4-1 en la ida. Y en similar situación se encuentra el Alavés, que dejó zanjado el conflicto en su visita al Lillestrom, al que derrotó en tierras noruegas por 1-3.
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