Los golfistas piden cuentas

José María Olazábal no sabe cuánto gana Ken Schofield. La noticia no tendría ninguna importancia si no fuera porque Olazábal, como otros 300 jugadores de golf, es accionista y copropietario de una empresa llamada Circuito Europeo de la Asociación de Jugadores de Golf (PGA) y Schofield es el director ejecutivo de esa empresa. Olazábal y todos sus compañeros del circuito europeo tampoco saben cuánto ingresa el circuito europeo por la venta de los derechos televisivos, ni conocen las cuentas de la Ryder Cup. Ni siquiera saben cuántos empleados tiene la empresa de la que son propietarios. No saben, en realidad, más que la cifra de negocios en 1999 fue de 66 millones de libras esterlinas (unos 19.000 millones de pesetas), que los gastos ascendieron al 99% de esos 66 millones y que los beneficios de todo el circo del golf europeo fueron de solamente 60.000 libras (unos 18 millones de pesetas). Sus ganas de saber, insólitas para la costumbre general y hechas explícitas estos últimos días, han desatado una curiosa tormenta en el golf europeo.Como no les gusta mucho estar a oscuras en estos temas, los jugadores decidieron pedirle las cuentas a su empleado Schofield. A mediados de septiembre, durante el trofeo Lancôme, en Francia, se juntaron Olazábal y otros tres pesos pesados del golf europeo: las leyendas Severiano Ballesteros, Nick Faldo y Bernhard Langer. Los cuatro mandaron una carta a Schofield a su cuartel general en Wentworth (Inglaterra) solicitando a los ejecutivos del circuito que pusieran a disposición de una firma auditora independiente los libros de cuentas de la empresa. Dos veces respondieron los de Schofield a la petición: la primera, con largas y evasivas; la segunda, con un no rotundo y un consejo, según fuentes de los jugadores requerientes: cuatro no son nada, les dijeron, para solicitarnos algo tenéis que contar al menos con una petición avalada con las firmas del 10% de los jugadores del circuito (el 10% de 300: 30). Los jugadores no se pararon y organizaron una recogida de firmas en Jerez el pasado fin de semana, durante el Volvo Masters: 59 de los 65 presentes apoyaron solicitar la convocatoria de una junta general extraordinaria de accionistas que deba, a su vez, pedir al consejo de administración someter las cuentas a una auditoría externa.

"No es que sospechemos nada raro", explicó ayer Olazábal, "simplemente queremos saber a dónde va el dinero y qué se hace con él". Otras fuentes cercanas a los jugadores explicaron que tienen dudas razonables de que la empresa esté bien gestionada por el consejo de administración dirigido por Schofield. "Que este circuito, con el dinero que mueve, sólo genere unos beneficios de 18 millones de pesetas nos hace dudar de la bondad de la gestión", dijeron. Unos 50 millones del dinero que maneja el Circuito Europeo corresponden a premios de los torneos proporcionados por los patrocinadores, y los 16 millones restantes corresponden a los movimientos de la productora televisiva que organiza la transmisión y la venta de los derechos de emisión.

Vista la extensión del asunto, que sucede en un momento delicado para el circuito, en unas semanas en que los mejores jugadores hablan de pasarse a la competencia, al circuito de la PGA Americana, el portavoz del circuito europeo salió al paso negando que se hubieran opuesto a la petición de Ballesteros, Faldo, Langer y Olazábal. "No sólo eso, enseguida hablamos de qué empresa auditora podría encargarse del trabajo y hablamos de reunirnos cuando tuviéramos unos días libres". El portavoz añadió que aún no ha recibido ninguna petición firmada por los jugadores y, además, negó que hubieran solicitado a los cuatro notables firmas adicionales.