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¿Pintan los elefantes mejor que Pollock?

"Es muy sencillo. Le pones una brocha en la trompa y, sosteniéndola, le enseñas al elefante a dirigirla hacia el lienzo hasta que, poco a poco, aprende a hacerlo solo". Vitaly Komar (Moscú, 1943) y Alexander Melamid (Moscú, 1945), dos auténticos saboteadores del star system artístico que ayer ofrecieron una conferencia en Barcelona, parece que hablan en serio. De hecho, hablan en serio. El pasado año representaron a Rusia -país del que se exiliaron a finales de los años setenta para instalarse en Nueva York- en la Bienal de Venecia y allí exhibieron algunas obras realizadas por elefantes. Consideran que los paquidermos son especialmente hábiles en un estilo genuinamente estadounidense, el expresionismo abstracto, y en un libro de reciente publicación -When Elephants paint (Harper Collins Publishers, 2000)- ofrecen incluso la comparación entre los trabajos y las maneras de algunos elefantes y las obras de los artistas Joan Mitchell, Franz Kline, Willem de Kooning y el mismo Pollock.Komar y Melamid, que forman pareja artística desde 1965, realizaron su primera colaboración con un elefante en 1995, en el Toledo Zoo de Ohio (Estados Unidos). Allí aprendieron la técnica de enseñar a los elefantes a pintar y decidieron exportarla a países asiáticos. La idea, provocativa en el terreno artístico, tiene una lógica ecológica. "La mayoría de elefantes en estos países están domesticados, y hasta principios de los noventa trabajaban en el transporte de la madera, pero el colapso de esta industria les dejó sin trabajo y se encontraban en peligro de supervivencia", explican. "Con este proyecto pueden ganarse la vida ya que los turistas compran sus obras". Hasta la fecha, Komar y Melamid han fundado tres academias para elefantes en Tailandia, India e Indonesia. Los beneficios de las ventas -las obras pueden adquirirse por Internet (www.elephantart.com) y también en subastas, en donde se ha llegado a pagar 22.000 dólares (casi 4,4 millones de pesetas) por el cuadro de un elefante indio- revierten todos en la Asian Elephant Art & Conservation Project, una entidad dedicada a recoger fondos para la conservación de los elefantes.

Pero no todo es inocente en la obra de Komar y Melamid. Independientemente del carácter social y benéfico de este proyecto, es evidente la sátira del mundo del arte que realizan. No es algo nuevo en ellos. Tras recibir una educación académica en las escuelas moscovitas, iniciaron lo que denominaron Sots Art, la versión soviética del pop art occidental, con el que ironizaban sobre los mitos del realismo socialista, lo cual les causó algunos problemas con las autoridades. La cultura consumista de su país de acogida, EE UU, también ha sido motivo de sus sátiras. En su primera exposición en Nueva York, en 1978, vendieron almas de artistas, y se dio el caso de que consiguieron subastar el alma de Warhol por 30 rublos. Pero la obra que más fama les ha dado es el proyecto The People's choice (La elección de la gente), consistente en una serie de encuestas de opinión sobre el cuadro que más agrada y el que menos gusta en 12 países a partir de preguntas acerca de los colores, temas o estilos preferidos. Vistos los resultados del proyecto (www.diacenter.org/km/artists.html), en la mayoría de países, de Estados Unidos a China pasando por Rusia o Alemania, el cuadro que más gusta es un paisaje bucólico y el que menos, una abstracción geométrica. "Es curioso porque este proyecto ha tenido interpretaciones muy dispares", afirman Komar y Melamid. "Para unos es una parodia del kitsch y para otros, de la crítica de arte de la elite".

Ellos tampoco desvelan la suya y se limitan a interpretar su papel. El que ayer escenificaron en Barcelona, en el marco del ciclo de conferencias La distancia entre el arte y el espectador, que organiza la Fundación La Caixa, tiene que ver con las misiones. Su nuevo proyecto parte de la constatación de que el arte se ha convertido en una nueva religión y, en consecuencia, los museos son las nuevas catedrales. "Pero son iglesias corruptas que nosotros queremos limpiar", explica sonriente Melamid. Se impone un retorno a los orígenes y, cual híbrido de franciscanos y misioneros jesuitas, tienen previsto iniciar la reconstrucción de esta Iglesia en olvidados poblados de Tailandia, Indonesia, Australia, el Amazonas y las afueras de Nueva York. Allí construirán pequeñas cabañas a modo de capillas en las que exhibirán cuidadas copias de Velázquez, Van Gogh o Rembrandt con el objeto de enseñar a los indígenas "lo que se considera lo mejor que ha creado nuestra civilización". ¿Realmente es necesario? "Bueno, ya les han llegado las gorras de béisbol y las zapatillas Nike..., ¿por qué no el arte?".

Manolo S. Urbano
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