Debú con 'hat trick'
El rumano del Numancia se presenta en España con tres goles al Madrid
Rosu salió del banquillo, debutó como titular en la Liga española y lo primero que vio fue a Geremi. Desconocido y tímido en los vestuarios y en los periódicos, sobre la hierba el rumano se reveló como un jugador peligroso. Sin imponer demasiado desde sus 1,70 de altura y con el pelo revuelto, primero se le fue a Geremi por la tangente y después se le adelantó a Makelele para cabecear el primer gol. El segundo y el tercero los metió con el pie izquierdo ante la mirada perpleja de Helguera y Hierro. Los centrales fueron cogidos por sorpresa por un futbolista que se les colaba entre líneas. Un tipo, Rosu, que les metió tres goles sin presentarse. Con el Numancia, en una Liga y un país que está en vías de conocer. Convirtió Los Pajaritos en una trampa.Hurgaba en el mercado del Este el secretario técnico del Numancia, Felipe Martínez, cuando se encontró en Rumania a este zurdo ágil de nombre Dimitriu Laurentiu Rosu. Fue el año pasado. Tenía 23 años, jugaba en el Steaua de Bucarest y en la selección. Su posición oscilaba entre el extremo y el media punta según la ocasión, y su precio no era demasiado alto: poco más de un millón de dólares (230 millones de pesetas), monto que le convertían en el fichaje estrella para un club como el Numancia, que hace malabarismos cada verano para descubrir jugadores buenos que se amolden a un presupueso con fama de ser el más bajo de Primera División. Si como consecuencia de una apuesta anterior floreció El Monstruo Ojeda, en la última se descubrió a Rosu.
Mucho le debe a Geremi el extremo rumano. "Geremi es un buen jugador", opinó ayer, muy diplomático. "En la primera parte, cuando atacó, me obligó a estar pendiente de él y no pude avanzar. En la segunda, cuando se quedó atrás y se dedicó a defender, todo me resultó más fácil".
¿Fue fácil llegar a España y sin más meterle tres al Madrid? "No, fue difícil, muy difícil", advierte Rosu con el timbre de voz vacilante del chaval.
A partir de ahora, pocos dudan en el Numancia de su titualridad. "Será un jugador muy importante para nosotros, estoy convencido", dijo ayer Felipe Martínez y en su retina todavía se agitaba Rosu. Era la noche de Los Pajaritos, el sábado pasado, y ese chico que descubrió en el Steaua hace un año, le metía el dedo en el ojo al Madrid y le confirmaba su pasta de buen ojeador.
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