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Ansiedad por quedar libre

Pedro, Carmen, Eusebio y Tamara -cuatro de los ocho hijos de Teresa de Jesús Moreno, Tany- se reencontraron ayer con su madre. Fue, como una semana antes, a través del sólido cristal de un locutorio de la cárcel de Alcalá-Meco y de un micrófono. Las visitas a su madre están estipuladas desde las seis de la tarde, y permanecen con ella 40 minutos. Ayer, con un frío que calaba hasta el tuétano, abandonaban el penal a las siete de la tarde.Desde que su madre ingresó en prisión el pasado 24 de octubre para cumplir una pena de casi 15 años por matar a su compañero sentimental, Vicente Molina Maya, los cuatro jóvenes han comprobado cómo transcurren los días para ellos, cuidándose de sí mismos.

También ayer pudieron comprobar el deterioro que va sufriendo su madre en la enfermería de la prisión. Pedro, de 19 años, el mayor de los cuatro que visitaron a Tany, salió triste. "Se le nota más delgada. Ella nos dice que está bien para tranquilizarnos, pero yo sé que no es así", comentó Pedro.

La semana pasada, los médicos de la cárcel consideraron que Tany había superado la depresión que sufría desde que perdió la libertad, pero no fue así. "Hubo que ingresarla de nuevo en la enfermería porque se temía incluso que intentara suicidarse", explica la socialista Marisa Pérez, concejal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Rivas.

De los 40 minutos que dura la visita, la concejal sólo permaneció cinco minutos con Tany porque "lo lógico es que esté con sus hijos". Pero en el corto espacio de tiempo que estuvo con la reclusa, Pérez pudo comprobar que Tany estaba más sedada que en la visita anterior. "Antes le administraban Valium 5 y ahora han pasado a Valium 10", dijo.

Durante la visita, la edil y los cuatro jóvenes intentaron concienciar a Tany de que su estancia en prisión será corta y que debe tener paciencia. "Tiene que asumir que la tramitación del indulto no es todo lo corta que nosotros quisiéramos, y por eso tiene que controlar esa ansiedad que tiene por salir", explicó Marisa Pérez.

Tany Moreno, de 49 años, pasa las horas en la enfermería leyendo revistas y viendo la televisión. A pesar de que se ha inscrito ya en un cursillo de ganchillo, no puede desarrollarlo mientras esté bajo control médico.

Ahora, según Marisa Pérez, el mayor deseo de Tany es mantener cuanto antes un encuentro vis a vis que le permita besar y abrazar a sus hijos. Tendrá dos de estos encuentros al mes.

Por otra parte, a las ya numerosas peticiones de indulto que ha habido durante las últimas semanas en favor de Tany, se unirá la del Ayuntamiento de Molina de Segura (Murcia). El alcalde, Eduardo Contreras, presentará hoy una moción "haciéndose eco del clamor popular y basándose en los datos que se disponen sobre este caso".

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