Caída libre del Atlético hacia la nada
Dos goles de Luis García le bastan a un ordenado Tenerife para vencer a un equipo caótico
"¡Había una vez un circo!", se oía ayer al mediodía por las inmediaciones del Calderón. El circo debía ser el de dentro, donde el Atlético jugaba frente al Tenerife y, para no desmentir su crítico estado, perdía. 14 hombres devorados por la angustia, un equipo desquiciado, se pelearon ayer contra sí mismos y terminaron derrotados. El Tenerife, el líder, no fue más que un invitado necesario y ordenado que puso lo mínimo, recogió los tres puntos y se fue por donde había venido.Tan saturados están los jugadores del Atlético de las feroces críticas de su presidente, de las milagrosas revoluciones que todo lo curan y nada sanan, de las reuniones de urgencia, de saberse por debajo de sí mismos, que ya ni se acuerdan de que al fútbol se juega con un balón. Atenazados por una situación que les sobrepasa, la pelota es hoy por hoy la última de sus preocupaciones. Malo, porque mientras sea así sus problemas no harán más que engordar.
ATLÉTICO 1TENERIFE 2
Atlético de Madrid: Toni; Gaspar, Hibic, Hernández; Aguilera, Juan Gómez (Carlos, m. 76), Hugo Leal, Antonio López; Paunovic (Cubillo, m. 66); Juan Carlos (Kiko, m. 66) y Salva.Tenerife: Sergio; Curro Torres, Jacob, Lussenhoff, Basavilbaso; Dani, Martí, Torrado, Luis García; Barata (Simutenkov, m. 64) y Mista (Antonio, m. 88). Goles: 1-0. M. 49. Salva deja de cabeza dentro del área a Aguilera, que marca elevando la pelota sobre Sergio. 1-1. M. 57. Dani, en la frontal, cambia el juego a la izquierda sobre Luis García, que en el pico del área chica baja el balón con el pecho y marca de tiro cruzado. 1-2. M. 71. Luis García, de penalti. Árbitro: González Vázquez. Amonestó a Hugo Leal, Aguilera, Hernández, Antonio López, Toni, Carlos, Salva, Torrado y Mista. Unas 20.000 personas en el Calderón. Se guardó un minuto de silencio por las tres últimas víctimas de ETA y la muerte de un miembro del Frente Atlético.
En medio de la asonada, Marcos apartó a Kiko y Cubillo de la titularidad. Lo mismo dio. En toda la primera mitad el Atlético sólo tiró a puerta una vez. Fue al final, cuando un cabezazo de Paunovic tras una poderosa internada de Aguilera por la banda derecha se estrelló en el palo. El resto fue el vacío. Con Hugo Leal y Juan Gómez incapaces de armar una sola jugada, Paunovic perdido en la media punta y Salva y Juan Carlos abandonados arriba, el Atlético era la vida imagen del caos. Al Tenerife, que en los primeros 20 minutos desaprovechó un par de ocasiones claras para adelantarse, le bastaba el orden y la colocación para controlar el partido.
Tan grave es la enfermedad del Atlético que ni los goles la curan. Con el 1-0 en el marcador nada más volver al campo, el equipo tenía el primer momento de respiro de la semana, pero el Tenerife, con la suficiencia de los que se saben muy superiores, remontó como si nada. Diez minutos, y 1-1; diez más, y 1-2. Quedaban aún 20 para el final, pero el Atlético se entregó al pelotazo sin sentido y la afición a criticar al equipo y a Gil. "¡Había una vez un circo!", se oía. En eso, aunque sea lo único, sí parece que el presidente y los aficionados están de acuerdo.
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